La decisión de Villacís: «Están llamando del PP a Begoña día sí y día no»

«Estamos estudiando miles de posibilidades». «Corriente interna dentro del PP». «No vinimos para esto. Que tengas mucha suerte, Begoña». Una traición en el círculo cercano de Begoña Villacís produjo este viernes pasado la implosión de Ciudadanos en Madrid, de la última plaza fuerte que le queda a la formación que liderara Albert Rivera y después Inés Arrimadas. Sobre Begoña Villacís, seguramente el último activo electoral que le queda a la formación naranja, toda la presión: permanecer y salvar la cara al partido en el que se ha implicado en su refundación, o asegurarse su permanencia en la política engrosando y ampliado la base del PP.

“A Begoña la están llamado día sí y día no”, asegura un alto cargo del partido a MONCLOA.COM. La vicealcaldesa de Madrid es un objetivo claro el equipo de Alberto Núñez Feijóo. De hecho, una apuesta personal de Miguel Ángel Tellado, uno de los fontaneros más cualificados del actual aparato de Génova, como ya ha informado este diario. El objetivo es doble, el encaje práctico mucho más difícil: un fichaje que representa uno de los principales, si no el primero, de los activos de Ciudadanos; además, reforzar una candidatura al Ayuntamiento, que se antoja floja en sus miembros y poco fiable electoralmente desde las plantas altas de Génova. El encaje, mucho más difícil. 

LA INCOMPATIBILIDAD ENTRE VILLACÍS Y AYUSO

Fuentes de Sol aseguran que la incompatibilidad de caracteres y personal con Isabel Díaz Ayuso es absoluta. Por otro lado, reservarle el número dos de la candidatura municipal no parece el escenario soñado por Almeida ni por Sol, ni siquiera por Génova. Para el dos se busca otro nombre, posible relevo como alcalde o alcaldesa en un eventual y posible salto de Almeida a la política nacional. Colocar a Begoña Villacís mucho más abajo en una lista que se está apretando día a dÍa, no solo es una humillación que ella difícilmente aceptará, sino que parece echar agua en el vino del fichaje.

Además, Begoña Villacís cuenta en contra con un elemento importante en política, la hemeroteca. Desde principios de legislatura ha manifestado públicamente una sola idea: está lejos del Pp y de su proyecto. Incluso ha llegado a afirmar en público que no estaría en una lista del PP. Concejales y miembros de su equipo le dijeron que no era necesario ser tan explícita ni tan contundente, sobre todo cuando quedaba mucha legislatura por andar. Y una legislatura tan convulsa como la que se ha vivido en Madrid.

Begoña Villacís quiere seguir en política, cree en el papel del centro liberal, le gusta la gestión. El problema es que quiere salvar a todos los nombres posibles de su equipo, el cercano y personal y el político. Es en este contexto en el que una filtración ha hecho saltar por los aires cualquier estrategia que estuviera meditando Villacís.

Fuentes de la formación aseguran estar convencidas de que procede de una persona cercana a la vicealcaldesa, un alto cargo que estuvo presente en aquellos días frenéticos para la política de Ciudadanos. Los movimientos en la elaboración de la lista que no defendía Begoña Villacís delataron que su Grupo Municipal, lejos de ser una piña, está dividido y muy fragmentado. Por un lado saltaron los que defienden una posición política absolutamente contraria.

El más señalado fue el concejal Santiago Saura, que siempre había parecido cercano a la vicealcaldesa, hasta el punto de que acababa de ser designado por ella como tesorero del Grupo Municipal. Una traición de calado, porque pasó a pocos días de ser designado en el sanedrín de confianza de Villacís.

A esta se unen los concejales que desde el inicio de la legislatura están coqueteando con el PP. Filtrar estas palabras de Villacís puede torpedear la opción de ser incluida en las listas del PP, sobre todo en buena posición. Y hay miembros del PP municipal que no la quieren con ellos, y menos en posiciones estelares, quieren una humillación.

Este grupo siempre ha visto a Almeida como un valor más seguro y cercano. Cuatro de ellos habrían pedido sitio ya en el PP, bien en las listas municipales, bien en las de la Asamblea. “Hay concejales y algún delegado que llega a hacer hasta tres actos a la semana con el alcalde Almeida”, asegura una fuente destacada del Grupo Ciudadanos en Cibeles. Delegados que, para enfado de Villacís, llevan tres años y medio reportando al alcalde casi por delante de la líder de su propio partido.

La división y el enfado es tal, que los grupos de WhatsApp de Ciudadanos en Madrid echaron humo de indignación la tarde del viernes. Uno de ellos, en el que están los cargos que defienden a Ciudadanos en los prolijos plenos de distrito, el enfado era mayúsculo. No solo por conocer las posibles intenciones -ella lo ha negado- de la viceacaldesa de pasarse al PP “como una corriente”, sino porque tardo horas en dar explicaciones a su equipo de trabajo, pese a que se lo reclamaban insistentemente. La excusa de Villacís es que estaba “en una reunión”. Villacís salió poco después con una larga explicación de tres minutos lanzada en Instagram, una red social peculiar para solventar asuntos de complejidad política como este.

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En este sentido, es clamoroso el silencio en redes sociales de Mariano Fuentes, actual mano derecha de Villacís y poderoso concejal delegado de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento.

REFORZAR EL EQUIPO DE ALMEIDA

Otro asunto es que desde Génova, planta 7, se ve con buenos ojos la idea de reforzar el grupo político de Almeida. El alcalde ha sorprendido más bien nada tirando de sus dos concejales más cercanos -Inma Sanz y Borja Carabante- como director de campaña y portavoz. Otra cosa son los escalones más operativos del equipo de campaña.

En Génova hace meses que le han expresado a Almeida la necesidad de que renueve su “entorno”. En este caso se trata de personal de su gabinete con ninguna relación con el PP -incluso agresivos con él en ocasiones- como Pilar Rodríguez Losantos entre otros, así como los jóvenes de la cuerda de Beatriz Fanjul que pueblan los pasillos de Cibeles. El equipo de Feijóo los ve como personas de poca confianza política que han cometido errores e indiscreciones. Aunque acaben trabajando en la candidatura, la desconfianza de Génova y Sol es enorme.