Tal vez no lo sepas, pero el rey Alfonso XIII encargó el rodaje de una serie de películas porno entre los años 1922 y 1926. El encargo se realizó a los hermanos Baños Martínez, Ricardo y Ramón. Estas películas fueron ocultadas durante más de 60 años. Sin embargo, en el año 1987, el productor José Luis Rado las rescató de una colección privada que pertenecía a un ex censor religioso del franquismo. Así descubrió que el religioso las usaba para su uso y disfrute personal.
El rey era una adicto a la pornografía. Produjo y coleccionó películas a lo largo de los años en los que duró su vida. Mucho tiempo después, cuando llegó la censura, cayeron en manos equivocadas, las de un religioso dedicado a guardar todo aquello que pudiera suponer un riesgo para la ideología del régimen franquista, así como para la moral de la época. No obstante, fue él quien las coleccionó para satisfacer sus deseos.
Este tipo de películas se conocían como sicalípticas, debido al sexo explícito que contenían. Fueron producidas en los años 20 y guardan ciertas curiosidades. Descubre la historia del rey Alfonso XIII con el cine porno.
El religioso que coleccionaba el cine porno de Alfonso XIII
Muchos años habían pasado ya desde el rodaje del cine porno encargado por el rey Alfonso XIII. Corría el año 1987 cuando el coleccionista José Luis Rado dio con el lugar en el que se encontraba las cintas producidas expresamente para satisfacer al monarca. Después de largos años de dictadura, estaban nada más y nada menos que en manos de uno de los censores de la época. Aunque, la buena noticia, es que se han podido recuperar.
El clérigo contaba con una gran colección de películas que había encargado y pagado de su bolsillo el rey. Muchos de los censores se quedaban con el material considerado como prohibido para usarlo con fines propios. En la actualidad, las películas las podemos encontrar en la Filmoteca de Valencia, encargada de su restauración y de tenerlas custodiadas. El religioso se las vendió a Rado poco antes de morir, pues él ya no las necesitaba y el coleccionista se hizo con auténticas joyas de la época del bisabuelo del rey Felipe VI.
De este modo, nace la historia de un rey que era considerado como un adicto al sexo y que encergó por su cuenta y riesgo una gran cantidad de material pornográfico que aún se conserva en nuestros días gracias a la censura de otros años, que las mantuvo bien guardadas y ocultas a las miradas indiscretas.
La productora que rodó las películas porno del rey
El rey Alfonso XIII encargó los trabajos cinematográficos a la productora de Barcelona Royal Films. Sus propietarios eran los hermanos Ricardo y Ramón Baños Martínez, que montaron la empresa con un elevado capital de dos millones y medio de pesetas, una gran fortuna en aquella época. La primera producción se llamaba «El idiota de Sevilla» y se estrenó en mayo del 1916.
Todo lo que se rodaba en aquella época pasaba por manos de los hermanos Baños Martínez. Desde las películas hasta los documentales, pasando por diversos reportajes. De hecho, también tuvieron material relacionado con la Casa Real: desfiles, cacerías, viajes, etc. Así nació el contacto entre el rey Alfonso XIII y la productora, relación que se mantenía a través del conde de Romanones. Este, además de político, tuvo su función como alcahuete entre el cine porno y el rey. Su cometido era satisfacer las ansias sexuales del monarca por cualquier medio.
En los años 20, los hermanos dedicaron a grabar las fantasías sexuales que pasaban por la cabeza de Alfonso XIII. De este modo, nacía una relación entre el monarca y el cine porno que aún dura a día de hoy gracias a las colecciones de los censores. De hecho, se ha llegado a afirmar que hasta los guiones y los argumentos fueron escritos por el rey, aunque es algo que se encuentra sin confirmar. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el conde de Romanones pagó 6.000 pesetas a los hermanos por cada una de las cintas. Aunque se han recuperado solo 3, se cree que debieron rodas una veintena de cine porno, aunque estas fueron las dedicadas en exclusiva al monarca. Encargadas por el propio bisabuelo de Felipe VI.
A Alfonso XIII se le considera un enfermo sexual
Cuando nos referimos a las películas porno de Alfonso XIII, lo hacemos a «El ministro», una cinta de 20 minutos de duración; «El confesor», de 26 minutos; y a «El consultor de señoras», de 45 minutos y la más larga. Estas pueden ser visionadas si lo pedimos de forma previa en la Filmoteca de Valencia. Además, dicen de ellas que nada tienen que envidiarles a las de la actualidad. Fueron los precursores del porno como lo conocemos hoy día. Al rey, de hecho, se le conocía como un adicto al sexo o un enfermo sexual. Tuvo hijos con varias mujeres fuera del matrimonio, aunque sus amantes no quedaban con él demasiado satisfechas debido a ciertos problemas de halitosis.
En todas ellas vemos imágenes de sexo explícito. En «El consultor de señoras», vemos una serie de encuentros que se producen dentro de la consulta de un ginecólogo. En «El ministro», observamos la historia de un caballero que pide a su mujer que interceda con un cargo del Gobierno para conseguir un puesto. En «El confesor», un sacerdote mantiene relaciones sexuales con su ama y dos feligresas. No cabe duda de que la censura no cabía en la mente de Alfonso XIII.
De hecho, el rey incluso habilitó una sala especial de proyecciones en el interior del Palacio Real. No solo se veían esas películas, sino todo el cine en general. Eso sí, a sus amigos íntimos los invitaba cuando hacía sesiones golfas para disfrutar del porno en compañía. Otro de los momentos en los que sacaba la artillería pesada de su colección era en los tiempos de descanso de las cacerías reales, cuando llegaba la noche, para disfrutar y relajarse. Las clases altas de la época disfrutaban del porno como gustaban, encabezados por el monarca.