Desde que saliera Macarena Olona de Vox, la imagen a nivel interna de su portavoz ha caído en picado. Iván Espinosa de los Monteros siempre ha sido considerado como el «verdadero dueño» del partido mientras que Santiago Abascal era la cara visible del grupo. Sin embargo, la decisión de acabar con Macarena Olona y mandarla fuera del partido le ha salido muy cara a Espinosa de los Monteros. Si a esto le sumamos la reelección impuesta de Rocío Monasterio como candidata de Vox en la Comunidad de Madrid y los enfrentamientos con la poca prensa que era vista como apoyo fundamental de la formación, el resultado es simple: en Vox empiezan a oírse voces que critican la actitud de Iván Espinosa de los Monteros y la deriva que ha tomado el portavoz de la formación en el Congreso desde que Olona salió del grupo.
Iván Espinosa de los Monteros no ha dejado de echar leña al fuego. La última ha sido el enfrentamiento directo con el periodista Federico Jiménez Losantos. La rabia estaba contenida. Vox sabía que Losantos no era precisamente partidario del camino recorrido por Juan García-Gallardo en Castilla y León con respecto al aborto y además protagonizó algún que otro encontronazo tenso con la propia Rocío Monasterio, candidata de Vox en la Comunidad de Madrid recientemente reelegida. Pues bien, con todo esto, Iván Espinosa de los Monteros, muy dado a echar más leña al fuego cuando una publicación no le gusta demasiado, ha decidido cuestionar la financiación del medio para devolvérsela y así enfrentarse directamente a Losantos, algo que no ha gustado nada dentro del partido. No hay que olvidar que en Vox ven que las encuestas desinflan el efecto Abascal y creen que no es el momento de buscar más enemigos. Y menos por cuestiones personales.
Iván Espinosa de los Monteros ha estado desaparecido desde que su popularidad cayó en picado y desde que las críticas por la salida de Macarena Olona inundaron Vox. No ha querido dar la cara ni reconocer que él fue uno de los eslabones más importantes a la hora de orquestar la salida directa de Olona del partido después de que no consiguiera los resultados esperados en Andalucía, pues entonces era la candidata de Vox en esta comunidad. El problema es que esta desaparición solo se ha interrumpido para cuestiones que no necesariamente benefician al partido, a ojos de fuentes críticas de la formación. La reelección de Rocío Monasterio como candidata de Vox en la Comunidad de Madrid o el choque con Federico Jiménez Losantos no ayuda para nada a la dinámica de partido de la formación de Abascal. Y ahora Iván Espinosa de los Monteros se ha encontrado con que su popularidad sigue cayendo en picado. El portavoz no tiene demasiados amigos a nivel interno porque además ha conseguido ponerse más en el punto de mira tras lo ocurrido con Rocío Monasterio.
DEPRESIÓN EN VOX
Están consternados. Al menos es lo que aseguran fuentes del partido que ven con estupor cómo Vox ha reelegido a Rocío Monasterio como candidata del partido para la Comunidad de Madrid. Llevaban tiempo en las bases, en el Congreso y en las sedes de Vox criticando a la también pareja de Iván Espinosa de los Monteros, pero no parece que esos comentarios hayan sido suficientes como para sacarla de la Asamblea de Madrid. El problema es que esas críticas a Monasterio no solo venían de la militancia. También representantes del más alto nivel en el Congreso y en la propia Asamblea hablaron de que la estrategia seguida por Monasterio, esa que seguía todos los pasos de Isabel Díaz Ayuso, no había sido especialmente positiva. Aún así, Monasterio se presentará a unas elecciones que la actual presidenta podría convertir en su mayor fiesta particular.