La dictadura de Nicolás Madura estrenó el 2023 con la designación de un nuevo canciller, para que se encargue de gestionar el retorno de Nicolás Maduro a los escenarios internacionales. Se trata de Yván Gil, cuyo primer movimiento, nada más llegar al cargo fue convocar a todos los miembros de las misiones diplomáticas de los países de la Unión Europea, con la intención de comenzar a mover los hilos a favor del régimen.
La estrategia del chavismo, en esta etapa, tras el fracaso de la oposición y el gobierno interino de Juan Guaidó, es el relanzamiento de la imagen de Nicolás Maduro, en el ámbito internacional, pero para ello están poniendo todo el empeño en la Unión Europea, que, de momento, es el objetivo más importante de la diplomacia chavista, y más ahora que por fin España ha otorgado las credenciales a la embajadora Coromoto Godoy, enviada por el dictador venezolano.
Desde la cancillería venezolana insisten en la necesidad de que los países de la Unión Europea, que habían reconocido a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, reconozcan la legitimidad de Nicolás Maduro como presidente, pero que además levanten las sanciones que han impuesto contra los funcionarios del régimen chavista desde 2017 y que fueron ratificadas en noviembre del año pasado, cuando el excanciller Carlos Faría comenzaba con las gestiones para retomar las relaciones con Europa.
Al mismo tiempo, Gil continúa con las gestiones para reclamar al Reino Unido la entrega de las 31 toneladas de oro que están en el Banco de Inglaterra y que las autoridades de ese país se niegan a reconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y por lo tanto, no reconocen su autoridad para gestionar eso recursos.
Es por ello que una de las premisas del recién nombrado canciller de Venezuela es que justamente Nicolás Maduro sea reconocido como presidente legítimo, y que, con el apoyo de la Unión Europea, lograr recuperar el oro que reposa en las bóvedas del Banco de Inglaterra, pues aunque el Reino Unido ya no pertenece a la Unión Europea, la opinión del organismo todavía es de peso para el país.
De esta manera, con la llegada de Coromoto Godoy a España, más las conversaciones que se están gestando en el seno de la diplomacia chavista en Caracas, la idea es que en el menor tiempo posible Nicolás Maduro pueda aterrizar en Europa, en primer lugar para sostener un encuentro con el presidente Pedro Sánchez, pero el propósito final sería que lo invitaran a alguna cumbre donde estén todos los países de la Unión Europea, para que lo legitimen como autoridad de Venezuela en el ámbito internacional.
Desde hace meses la dictadura chavista ha desarrollado una estrategia que consiste en vender al mundo entero que el país está recuperado, desde el punto de vista económico, pese a las sanciones impuestas desde Estados Unidos y desde la Unión Europea contra los funcionarios del régimen, pues el discurso de la dictadura siempre ha sido que las sanciones son contra el país y que la consecuencia ha sido la crisis económica que ha azotado al país durante los últimos 20 años.
Ante esta situación, para la dictadura chavista es un punto de honor el hecho de que sean levantadas las sanciones contra sus funcionarios y es por ello que desde hace meses el excanciller Carlos Faría había comenzado a ejercer presión en Europa y el primer paso fue mandar justamente a Coromoto Godoy como embajadora en España, para abrir el camino a la dictadura.
Este movimiento ya les está reportando los primeros beneficios en el ámbito diplomático pues la funcionaria consiguió que España nombrara embajador en Venezuela, después de tres años y que por reciprocidad le hayan otorgado a ella las credenciales para oficializar su nombramiento como embajadora, que no fue aprobada por la Asamamblea de Venezuela hasta que estuvieron completamente seguros que sucedería, a pesar de que Coromoto Godoy llegó a España en noviembre del año pasado, sin tener aún la certeza de que sería acreditada como la jefa de la misión diplomática venezolana ante el Reino de España.
Para la dictadura chavista, el escenario ideal, de acuerdo con fuentes del régimen, es que el Parlamento Europeo emita algún tipo de comunicado en el cual reconozcan la legitimidad de Nicolás Maduro, pues esto les daría reconocimiento internacional que están deseando, y a partir de allí, entonces comenzar a retomar las relaciones económicas que es lo que más están deseando en el régimen, para garantizarse la continuidad, pues están preparando el terreno para la reelección del dictador venezolano en unas elecciones que posiblemente se celebrarán en 2025.