viernes, 13 diciembre 2024

Los ataques a sedes a partidos políticos en Euskadi se elevan a 36

Los ataques a sedes de partidos políticos en Euskadi se han elevado ya a 36, dentro de la campaña de sabotajes que han emprendido los disidentes del sector oficial de la izquierda abertzale (EH Bildu), después de que el pasado 11 de mayo el preso de ETA Txema Ruiz se pusiera en huelga de hambre y sed en la cárcel de Murcia II.

A estos ataques con pintadas de «asesinos» y a favor de la ‘amnistía total’ de los reclusos de la banda a batzokis, casas del pueblo o ‘moradas’ de Podemos, se han sumado los sabotajes al domicilio particular de la secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia, en Bilbao, y a un autobús en Azpeitia, la quema de un cajero en Ea, y otras pintadas realizadas en fachadas de entidades bancarias, instalaciones municipales o mobiliario urbano.

PNV y PSE-EE, principales objetivos de los sabotajes, han insistido en su exigencia a EH Bildu para que realice «una condena contundente» de estos hechos. En las pintadas realizadas en sus sedes, se les llama ‘asesinos’, ‘carceleros’, y se colocan sus siglas en dianas.

Aunque ya había habido algún episodio anterior de pintadas, la campaña de acoso a los partidos vascos ha tenido un auge paulatino en las dos últimas semanas, en concreto, a partir del 11 de mayo, cuando Patxi Ruiz –expulsado en 2017 del colectivo de presos de ETA y que cumplía condena de 30 años de cárcel por el asesinato en 199 de Tomás Caballero, concejal de UPNV en el Ayuntamiento de Pamplona– comenzó una huelga de hambre y sed en protesta por la gestión de la pandemia del coronavirus en las prisiones, y para reclamar el acercamiento y la excarcelación.

Ruiz forma parte de los ‘duros’ de la extinta ETA, que se desvincularon de la línea emprendida por EH Bildu a favor de «las vías pacíficas y democrática» al considerarlo una «traición», que rechazan el tratamiento individualizado de los reclusos y se enmarcan en el ‘Movimiento pro Amnistía y contra la Represión’, que lleva semanas movilizándose en las calles de Euskadi en favor de los presos de la banda, incluso en pleno confinamiento.

No obstante, las concentraciones y actos de protesta son muy minoritarios, como ha ocurrido en las manifestaciones a favor de la amnistía que ha convocado en los últimos años.

Pese a que, en algunas ocasiones, se habían vivido en los últimos años algunos actos similares a los de ‘kale borroka’ que se sucedían a diario cuando existía la amenaza de ETA, nunca habían sido tan continuados en el tiempo como en estas dos últimas semanas.

ATAQUES

Las sedes de los partidos se han visto atacadas casi todos los días y hasta este martes han sido 36 los sabotajes registrados. Los batzokis han sido el principal objetivo, ya que han sufrido un total de 21 actos de este tipo (18 en Bizkaia y tres en Gipuzkoa, en concreto en San Sebastián).

También han sufrido ataques un total 11 casas del pueblo, la mayoría en territorio vizcaíno (8), mientras que tres han sido en Gipuzkoa (en San Sebastián, Lazkao y Andoain). No obstante, el hecho más grave cometido contra los socialistas vascos fue el sabotaje el 19 de mayo a la casa de su líder, Idoia Mendia y de su marido, el concejal del área de movilidad urbana del Ayuntamiento de Bilbao y teniente de alcalde, Alfonso Gil, también del PSE-EE.

Desconocidos arrojaron pintura roja al portal de su domicilio y lanzaron octavillas, en las que llamaban directamente a Mendia ‘asesina’, al igual que al PSOE, y se recordaba la huelga de hambre y sed de Patxi Ruiz, en uno de los actos más graves de acoso a un representante político en Euskadi desde los tiempos de terrorismo de ETA.

Al día siguiente, una caravana de coches, con pancartas en favor de Ruiz, desfiló por delante del domicilio de la secretaria general del PSE-EE. Los vehículos se detuvieron cuando alcanzaron la altura de su portal, para hacer sonar el claxon.

En estas últimas jornadas también han sido atacadas tres sedes de Podemos Euskadi, en Vitoria, Portugalete y Durango, e incluso una de la izquierda abertzale en el Casco Viejo de Bilbao.

Este último sabotaje se produjo el pasado 21 de mayo en la herriko taberna de las Siete Calles de la capital vizcaína, donde radicales escribieron: «Sortu culpable’, un día después de que esta formación de la izquierda abertzale llamara a los autores del sabotaje en la casa de Mendia a «actuar con responsabilidad», mientras EH Bildu consideraba que habían «cruzado una raya» y, aunque rechazó los hechos, no los condenó.

Por su parte, en un comunicado hecho público horas después, el ‘Movimiento pro Amnistía y contra la Represión’ respondió a la izquierda abertzale oficial haciendo un emplazamiento a «la lucha popular» en favor del recluso en huelga de hambre.

ATAQUE A UN AUTOBÚS

El 22 de mayo, cuando Patxi Ruiz fue trasladado al hospital –del que salió por voluntad propia horas después–, se vivió otro episodio que recordaba a los tiempos de la ‘lucha callejera’. Un autobús fue asaltado en la localidad guipuzcoana de Azpeitia por un grupo de encapuchados que detuvo el vehículo, para pintar en sus laterales mensajes de «Amnistia» y «Patxi, zure borroka eredua (Patxi, tu lucha es el modelo)». Los radicales obligaron al conductor a detener el autobús, mientras este se encontraba de servicio y llevaba en su interior a cinco ocupantes.

Con anterioridad, el 14 de mayo, encapuchados también quemaron un cajero automático de una entidad bancaria del municipio vizcaíno de Ea. Siete vecinos del edificio en el que se encontraba la sucursal tuvieron que ser desalojados.

Otras entidades bancarias han sido objeto de pintadas también en los últimos 15 días, así como las fachadas de instalaciones municipales y mobiliario urbano en diferentes localidades.

Los continuos ataques son respondidos con emplazamientos de las formaciones políticas, sobre todo de los que son objetivo prioritario de los sabotajes, PNV y PSE-EE, a EH Bildu para que los «condene con contundencia», después de que varias instituciones, entre ellas el Parlamento vasco, no hayan podido aprobar declaraciones institucionales –que requieren la aprobación unánime de los partidos– ni siquiera contra el sabotaje a la casa de Idoia Mendia.