El 8M vs Metro: La guerra de reproches entre Gobierno y Comunidad de Madrid

  • "Si el 8-M ha tenido algún efecto en la evolución de la epidemia, ha sido muy marginal", ha dicho Fernando Simón.
  • También ha mencionado que el Metro habrá tenido una incidencia mayor en los contagios.
  • Los reproches entre Isabel Díaz Ayuso y el Gobierno han sido constantes durante la pandemia.
  • Parece que la tormenta pasa. Y una vez enfilada la desescalada, se empiezan a oír voces en los partidos políticos que buscan responsabilidades. ¿Quién ha sido el responsable de que el coronavirus haya golpeado a España con especial virulencia? Desde el Gobierno, que hasta ahora se había mantenido en silencio respecto a esta cuestión, comienzan a señalar un culpable: el Metro de Madrid y la nefasta gestión de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, en particular. Entre tanto, la oposición tiene otra idea de por qué nuestro país se convirtió en el epicentro de la pandemia: la tardía reacción del Gobierno por retrasar el estado de alarma con el objetivo de celebrar la protesta feminista del 8 de marzo.

    En un principio, desde el Gobierno eludían estos debates. Y era normal, puesto que no era el momento de buscar responsabilidades políticos con la pandemia causando estragos en España. Pero ahora la cosa ha cambiado e incluso el director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ya se ha mojado en alguna ocasión. «Si el 8-M ha tenido algún efecto en la evolución de la epidemia, ha sido muy marginal», ha comentado el pasado lunes.

    Sin embargo, poco después Simón ha puntualizado que el metro de Madrid es uno de los «más saturados» de España y ha dejado claro que eso «enmascara» el efecto que el 8-M. Puede ser una consigna política o simplemente la opinión de un epidemiólogo experto, pero es cierto que estas afirmaciones dichas desde el Ministerio de Sanidad arrojan más dudas y sombras sobre la gestión de Isabel Díaz Ayuso, quien aún defiende que fue ella la primera que reaccionó ante el virus para que poco después el Gobierno siguiera sus propios pasos.

    La oposición asegura que el Gobierno demoró el decreto del estado de alarma porque quería celebrar su reivindicación feminista anual del 8 de marzo. Unas graves acusaciones a las que incluso el ministro de Sanidad, Salvador Illa, respondió en una sesión del control y dejó claro que no lo hicieron porque estaban seguros de que el Congreso no lo habría apoyado. Illa comentó que si a día de hoy, con las cifras tal y como están, les está costando aprobar una prórroga del estado de alarma, imagínense si lo hubieran pedido con tan solo un centenar de infectados comprobados sobre la mesa.

    En cualquier caso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya dejó entrever que a la hora de buscar responsabilidades el Ejecutivo echará balones fuera. O igual no fuera, pero sí dirigidos a la Comunidad de Madrid de Díaz Ayuso. El mayor número de infectados está en la capital. De hecho, si se comparan los datos de otras comunidades autónomas con otros países, el número de infectados y fallecidos es similar. El problema está en Madrid, que por tener una densidad de población mucho mayor ha dado unas cifras realmente difíciles de asumir.

    Es ahí donde entre el Metro de Madrid. Durante meses el coronavirus ha campado a sus anchas por Europa. Los eventos deportivos o cualquier otro tipo de celebración multitudinaria ha sido un vergel para este patógeno que ha puesto en jaque a medio planeta. Sin embargo, el problema real para Simón está en el Metro. Para hacernos una idea, según los propios datos del Metro, en el año 2019 el suburbano tuvo 677 millones de viajeros. Y muchos conocen cuál es la distancia de seguridad que se puede mantener en este transporte.

    La batalla entre el Metro y el 8M sigue vigente. Y se prolongará a lo largo del verano enmascarada en reproches políticos continuos. Todo porque la estrategia del Gobierno se basa en maquillar su buena gestión culpando de los datos negativos a la Comunidad de Madrid y la de Díaz Ayuso de justo lo contrario.