sábado, 23 noviembre 2024

El Gobierno blanquea la dictadura de Nicolás Maduro y se prepara para recibir por todo lo alto a su embajadora

Tras varios meses de coqueteos, finalmente el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido dejarse de disimulos y lavarle la cara a la dictadura de Nicolás Maduro, dándole el cargo de embajador de España en Venezuela a Ramón Santos, quien estaba hasta esta semana como encargado de negocios, pero además, se preparan para recibir, «por todo lo alto», como embajadora de Venezuela en España a Coromoto Godoy, la funcionaria chavista que llegó a Madrid a mediados de noviembre, enviada directamente por el régimen venezolano.

La decisión de finalmente nombrar a Santos como embajador salió del último Consejo de Ministros de este 2022, como un guiño al régimen venezolano, que llevaba meses tratando de gestionar un acercamiento con La Moncloa, debido al elevado interés que Pedro Sánchez y su Gobierno tienen por el petróleo y el gas venezolano, como una alternativa para paliar la crisis energética, generada a consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania.

La decisión de Sánchez y de su gabinete, de terminar de aceptar a la dictadura de Nicolás Maduro, estuvo fundamentada en la debacle política de la oposición venezolana, que justamente la semana pasada decidió, en una primera reunión de la Asamblea Nacional, desconocer el interinato de Juan Guaidó, que fue designado como presidente temporal de Venezuela en enero de 2019 y que había sido reconocido por España y otros 51 países.

Sin embargo, con esta situación, España ya ha podido dar abiertamente el paso que desde hace meses quería dar, pues aunque Pedro Sánchez fue uno de los primeros presidentes que había salido a reconocer a Juan Guaidó como mandatario interino, en aquel momento, la idea era que en el país suramericano se realizaran unas elecciones libres y democráticas, pero que la dictadura de Nicolás Maduro jamás permitió que se realizaran, por lo que el interinato se diluyó y con el desconocimiento anunciado por los partidos de la oposición, el Gobierno ha decidido priorizar sus intereses energéticos.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) señala la designación del nuevo representante diplomático, mediante el «Real Decreto 1062/2022, del 27 de diciembre, por el que se designa embajador de España en la República Bolivariana de Venezuela a don Ramón Santos Martínez».

Fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores señalaron que lo siguiente, bajo el principio de reciprocidad, es que se le otorguen entonces las credenciales a Coromoto Godoy, quien ya desde hace más de un mes está instalada en Madrid y se pasea por los círculos políticos como la «embajadora», con línea directa con Nicolás Maduro. Su llegada a España tenía justamente ese propósito y ahora lo que sigue es procurar que el Gobierno de Pedro Sánchez reciba en España al dictador venezolano, en calidad de presidente del país caribeño, y que de ahí en adelante se le abran las puertas en la Unión Europea y sean levantadas las sanciones contra los funcionarios del régimen chavista.

Coromoto Godoy además viene enviada directamente a España por su cercana relación con Nicolás Maduro. En el palacio presidencial venezolano es conocida como «La Reina del arroz con pollo» y no es especialmente apreciada por Cilia Flores, la mujer del dictador venezolano, de quien se supo que había entrado en cólera al enterarse que el nuevo destino diplomático sería España.

Por lo visto, las gestiones de Godoy podrían estar surtiendo el efecto que la dictadura venezolana ha deseado y pese a que desde el Ministerio de Asuntos Exteriores habían optado por no oficializar el nombramiento de la embajadora y habían decidido hacerse los locos con el funcionamiento de dos embajadas de Venezuela en el país, el régimen venezolano continúa presionando por el reconocimiento público, pues eso contribuiría a lavar la imagen del dictador venezolano, que es lo que procuran en este momento, para seguir vendiendo en el plano internacional este hecho como una victoria.

El ministro José Manuel Albares ya había dado señas de lo que ha resultado con el nombramiento de un embajador en Caracas, pues hay que recordar que en septiembre sostuvo una reunión con su homólogo venezolano, Carlos Faría, en el marco de la Cumbre de las Naciones Unidas, en Nueva York, lo que en aquel momento generó molestias entre los venezolanos que han llegado a España huyendo de la dictadura de Nicolás Maduro, pues estos acercamientos solo convierten a España en cómplice de la violación de derechos humanos que han sufrido millones de venezolanos y que ha ocasionado la migración forzada de más de 7 millones de ciudadanos de ese país, de los cuales más de medio millón residen en España.