sábado, 23 noviembre 2024

Podemos presiona al PSOE y logra cambiar la ayuda a la gasolina por un cheque de 200 euros

El Gobierno se cree que todos los conductores particulares son, por norma general, potenciales votantes del Partido Popular. La ayuda a la compra del carburante de 20 céntimos por litro está a punto de desaparecer. Se mantendrá para las empresas de transportes hasta marzo, pero para el resto de los españoles y españolas desaparecerá aparentemente en 2023. Esta medida impopular viene acompañada de un cheque de 200 euros al mes para las familias más vulnerables. Pero lo cierto es que no todos en el Ejecutivo están de acuerdo con la idea de quitar esta ayuda ahora que por fin se paga el combustible a precios más asequibles. La presiones de Podemos por el hecho de subvencionar el combustible han sido claves para que el PSOE la haya quitado.

Ahora mismo, la media del precio de la gasolina 95 ronda 1,5 euros por litro. Con los descuentos del Gobierno y de las propias petroleras esto se puede quedar en 1,2 euros, algo que alivia considerablemente el bolsillo de quienes necesitan coger el coche o la moto a diario. Sin embargo, en Unidas Podemos nunca han visto con buenos ojos que se recortara el presupuesto del Ejecutivo para subvencionar el uso del coche particular. La formación morada ha conseguido que el Ejecutivo decida recortar en esta ayuda para que pueda presentar otras medidas sociales como este cheque de 200 euros para las familias que ingresan menos de 27.000 euros al año. Pero en el PSOE entienden que no es un buen negocio el quitar esta ayuda en pleno periodo electoral.

La ayuda al carburante de 20 céntimos por litro de diésel o de gasolina desaparecerá el 1 de enero de 2023, según detallan desde el Gobierno. Se mantendrá para las empresas de transportes hasta el 31 de marzo, pero se quitará para el uso del coche o de la moto particular. La clave ha sido la presión de un Unidas Podemos que nunca se ha mostrado partidario de lanzar esta ayuda. En su lugar, hablaron de ayudas al transporte público o de medidas menos contaminantes, pero lo cierto es que ahora han visto el cielo abierto y han obligado al PSOE a reestructurar las cuentas del escudo social.

La ayuda al diésel y a la gasolina fue insuficiente durante mucho tiempo, pero ahora que el coste ha bajado considerablemente el Gobierno ha visto el cielo abierto pese a que hay muchas resistencias internas que susurran al oído de los asesores del presidente que no es una buena idea quitarlo antes de las elecciones autonómicas y municipales. El resultado final es que Podemos ha conseguido sustituir la ayuda al carburante por un cheque de 200 euros al mes para las familias más vulnerables. Y mientras en el PSOE lo lamentan, en Unidas Podemos se dan palmaditas en la espalda.

LA OTRA TASA

El Gobierno impondrá los peajes en todas las autopistas y autovías en 2024. Es un compromiso con Europa que probablemente supondrá una losa para este PSOE que irá a las elecciones generales con las encuestas en contra. Sin embargo, lo curioso es que el equipo de Raquel Sánchez, ministra de Transportes y Agenda Urbana, está explorando nuevas vías para imponer los peajes. La idea inicial de poner una pegatina en el parabrisas que para que la lean las cámaras para determinar cuántos kilómetros ha recorrido al año el conductor para luego mandarle la nota con los impuestos pierde fuelle por la complejidad técnica que conlleva. Raquel Sánchez, en un alarde de originalidad, ha propuesto a nivel interno la posibilidad de, directamente, cobrar una tasa para que los coches puedan circular por las autopistas y autovías. Simple, fácil de ejecutar y, sobretodo, clara a la hora de determinar cuánto recaudará el Estado gracias la medida.

Se ha reactivado el debate de los peajes no porque el Gobierno esté interesado en hacerlo, sino porque los 70.000 euros en forma de subvenciones de los fondos covid dependen de ello. Uno de los compromisos era precisamente ese: el de imponer peajes en 2024 para hacer más sostenible la red de carreteras. El problema era que todas las ideas que se dejaban escuchar por el Ministerio de Transportes no convencían ni a Moncloa ni a los propios funcionarios. Con todo esto, y ante la complejidad técnica que suponía imponer peajes en todas las autopistas y autovías, el ministerio ha entrado en una deriva de simplificación que acabará convirtiendo los peajes en una tasa nueva para poder circular.