Sergio García Torres es el artífice de la Ley de Protección Animal. Esta normativa es lo único que ha llevado a este político de Unidas Podemos a dejar a un lado su ritmo «caribeño» para ponerse a hacer una de las cosas que más odia, trabajar. Sin embargo, distintas asociaciones animalistas no han están demasiado contentas con el director General de Derechos Animales y todo por permitir que se excluya a los perros de caza de esta medida. Una cuestión que ha provocado una oleada de críticas por parte de grupos como PACMA, quienes están pidiendo la destitución de este político así como la retirada de la Ley de Protección Animal. Y todo porque Sergio García Torres ha permitido que existan perros de primera y de segunda.
El director general de Derechos Animales lleva todo un año trabajo en dicha normativa que prohíbe todo tipo de maltrato animal. Así, a principios de agosto el Consejo de Ministros aprobó esta medida con la aprobación de ambos socios de negocio. Sin embargo, unas semanas más tarde el PSOE se arrepintió de haber aceptado la ley de forma íntegra, y decidió ceder ante las presiones del lobby de la caza y tramitar una enmienda para excluir a los perros de caza de esta dicha normativa. Una cuestión que ahora ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados. Durante el jueves 22 de diciembre la Comisión de Derechos Sociales y Agenda 2030 debatió y votó acerca de la enmienda presentada por el Partido Socialista Obrero Español sobre dejar fuera de la ley a la caza. Una cuestión que salió adelante gracias al apoyo del Partido Popular y de Vox y que Unidas Podemos se vio obligada a aceptar.
Se trata de una situación que no ha pasado desapercibida para las distintas asociaciones animalistas, ni para PACMA. El grupo parlamentario ha pedido a Unidas Podemos que retire el Proyecto de la Ley de Protección Animal tras la votación. Además, han destacado que recae sobre ellos la responsabilidad de retirar su Proyecto de Ley para «evitar un retroceso de décadas con consecuencias catastróficas». Y es que, esta medida dejaría fuera de la ley a los perros de caza, pero también a los perros pastores y de guarda de ganado; a los de actividades profesionales; a los animales utilizados en espectáculos taurinos; de producción; los utilizados en experimentos; y actividades deportivas. Una cuestión, que desde el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, capitaneado por Ione Belarra, aseguraron que no permitirían que sucediera.
Por este motivo, desde PACMA han destacado que Sergio García Torres debería presentar su dimisión por permitir que se excluya a estos animales de la Ley de Protección Animal. Y no solo eso, sino que además ha faltado a su palabra, dado que aseguró en varias ocasiones que se encargaría de tumbar dicha normativa si se excluía a los perros de caza de la normativa y que dimitiría si no cumplía con ello. Sin embargo, parece ser que este político Unidas Podemos no está por la labor de dejar su cargo, dado que en los casi tres años que lleva al frente de la Dirección General de Derechos Animales no ha tenido que llevar a cabo grandes hazañas más allá de repartir subvenciones y llevarse un elevado sueldo a final de mes que asciende a a 80.000 euros brutos anuales. Lo único destacado que ha llevado a cabo ha sido elaborar esta normativa, con la que ha contribuido a que existan perros de primera y de segunda, los tocables y los intocables.
SERGIO GARCÍA TORRES PRETENDÍA PRÁCTICAMENTE «PROHIBIR» LAS REHALAS
Tiene puntos fuertes y puntos flojos, pero lo cierto es que la Ley de Bienestar Animal ha venido para quedarse. Tras dos años de «duro» trabajo de Sergio García Torres, director general de Derechos de los Animales, la Ley de Bienestar Animal ha enfilado su tramo final para entrar en vigor. Los más damnificados por esta ley son, como era de esperar, los cazadores. Hay otros colectivos como aquellos que fomentan la cría ilegal de perros o gatos que también saldrán mal parados. Pero lo cierto es que los cazadores son los más perjudicados por una norma que castigará especialmente el maltrato animal. En concreto, las rehalas, esa forma de caza que pasa por llevar una buena cantidad de perros para rastrear y matar posteriormente a la presa, estarán vigiladas con lupa dado que hay varios artículos de la ley a los que podrían aferrarse los agentes para empapelar al cazador. Y desde las asociaciones de caza ya han puesto el grito en el cielo por el hecho de que no les dejen disfrutar de su deporte favorito.