sábado, 23 noviembre 2024

Conde-Pumpido y Enrique Arnaldo secuestran la estrategia judicial del PSOE y del PP

Los dos se sientan en el Tribunal Constitucional y ambos han decidido dar un golpe encima de la mesa al margen de las «órdenes» que llegan desde sus partidos. Por el PSOE está Cándido Conde-Pumpido, un peso pesado que tiene incluso a su pareja sentada en los plenos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y quien estaba convencido de que había llegado su momento con la mayoría socialista en el Congreso de los Diputados. Y por el Partido Popular está Enrique Arnaldo, un magistrado que ha sido todo este tiempo quien ha establecido la estrategia a seguir en el plano judicial popular y que ahora ha tomado la decisión de hacer lo que le venga en gana.

El problema es que ambos han secuestrado la política judicial del PSOE y del PP. Enrique Arnaldo quiere que el Tribunal Constitucional sea el último búnker del Partido Popular y evitar a toda costa que los socialistas tengan la mayoría que les correspondería, dadas las cifras. Arnaldo ha tomado la decisión no solo de obligar al PP a bloquear la renovación del Consejo General del Poder Judicial durante cuatro años, sino de convencer a los magistrados conservadores (seis) de que era necesario bloquear al Congreso y al Senado para que no puedan tramitar una reforma express que pretendía cambiar la ley que aclara cómo renovar los órganos judiciales. Fuentes de Génova, sin embargo, dejan claro que los últimos movimientos del magistrado del Tribunal Constitucional se han producido completamente al margen del «clan gallego» que lidera Alberto Núñez Feijoo, algo que también ocurre con Cándido Conde-Pumpido en el mismo órgano judicial.

El caso de Conde-Pumpido es exactamente el mismo, solo que por el ala socialista. El magistrado estaba convencido de que había llegado su momento. Su poder dentro de la justicia española es más que notable y tiene ojos y oídos en todas las instancias judiciales, incluidos los plenos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde se sienta su mujer en calidad de vocal por el PSOE. Con todo esto, Conde-Pumpido estaba absolutamente seguro de que había llegado su momento. De que era el momento de controlar completamente el TC y los órganos judiciales con la ayuda de una mayoría socialista que no ha conseguido hacerse con el control desde que Pedro Sánchez fue investido como presidente del Gobierno.

Lo curioso es que tanto desde Ferraz como desde Génova insisten en lo mismo. Su influencia en el CGPJ y sobretodo en el TC se ha reducido prácticamente a cero porque Conde-Pumpido y Arnaldo han secuestrado la política judicial de ambas formaciones. Son muchos años arrastrando la incapacidad de los partidos políticos y ahora han decidido tomar la iniciativa por su cuenta sin tener en cuenta los consejos de los líderes tanto del PSOE como del PP. Conde-Pumpido mantiene cierto contacto con Sánchez, pero Arnaldo sí que se ha convertido un rebelde sin causa que ya no quiere escuchar ni a Feijoo ni a nadie que se pasee por los pasillos de Génova.

Son los dos pesos pesados de la justicia y son quienes han decidido hacer pública una crisis que no se había visto en el país desde que arrancó la democracia. La mayoría de los conservadores es mínima (6 a 5), pero lo cierto es que si se hubieran hecho los cambios pertinentes en el CGPJ y en Constitucional, esa mayoría se inclinaría a favor de un Conde-Pumpido que se siente incapaz de poner en marcha la revuelta socialista. «Les toca», pero no son capaces de hacer el cambio porque Arnaldo se ha enrocado. Pero ambos toman decisiones que no responden a las directrices del partido.

Arnaldo y Conde-Pumpido son los dos contendientes de una guerra que libran tanto el PP como el PSOE pero no responden a los que realmente deberían teledirigir sus decisiones. Son sus sponsor, pero nadie les hace caso ni obedece sus órdenes mientras ven cómo el Congreso y el Senado se han visto afectado por las decisiones personales y la capacidad e influencia tanto de Arnaldo como de Conde-Pumpido. Ferraz y Génova están viendo la contienda desde la televisión sin tener mayor capacidad del Whatsapp para hacer llegar sus opiniones.