Margarita Robles vuelve a evidenciar sus diferencias con Fernando Grande-Marlaska

Que Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska nunca se han llevado especialmente bien es un secreto a voces. Y que el principal motivo de sus discrepancias es la Guardia Civil también. Un malestar que no ha dejado de incrementarse en toda la legislatura y que ahora vuelve a evidenciarse, una vez más, para seguir echando más leña al fuego entre la titular de Defensa y el ministro del Interior. Ahora, la disputa entre ambos ha tenido el foco del conflicto en la votación de la Ley de Personal de la Guardia Civil. Esta normativa ha sido elaborada por el departamento que dirige el magistrado socialista y votado por todas las asociaciones del instituto armado y por el Ministerio de Defensa. Así, Margarita Robles no ha perdido la oportunidad y ha decidido votar en contra de la ley que ha elaborado su “compañero” de Gobierno, demostrando que las diferencias entre ambos continúan vivas.

El pasado 17 de diciembre se celebró el Pleno del Consejo de la Guardia Civil entre la directora general del instituto armado, María Gámez, y las distintas asociaciones de agentes, donde se llevó a cabo la votación de la Ley de Personal, en la que también participó el Ministerio de Defensa. La postura de prácticamente todos los sindicatos fue negativa, aunque no estuvieron solos dado que el departamento de Margarita Robles pronunció su voto negativo ante esta normativa. Un movimiento que evidencia una vez más el «odio mutuo» que se profesan Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles.

margarita robles votó en contra de la ley de personal de la guardia civil elaborada por el departamento de marlaska

Todo ello enmarcado en la histórica pugna que hay entre el Ministerio de Defensa y el de Interior por controlar a la Guardia Civil, pues no deja de ser un cuerpo policial que depende de ambas carteras. Un enfrentamiento que ha dejado muestras que la pésima relación que mantienen ambos políticos a los largos de toda la legislatura y que todavía continúan evidenciándose con acciones como la de la ministra de Defensa respecto a la Ley de Personal de la Guardia Civil. Aunque esta ley también ha levantado el malestar de grandes partes de los agentes que componen las filas del instituto armado.

La normativa que incluye dos nuevos puntos que han levantado oleadas de criticas por parte de las distintas asociaciones de la Guardia Civil. El primero de los puntos consiste incluir una cuota femenina para ingresar en el cuerpo armado, donde entre el 25 y 40% de las plazas convocadas deben estar reservadas a las aspirantes femeninas. Además, según detalla la institución que capitanea María Gámez, hasta alcanzar el porcentaje que se fije cada año (por ejemplo, un 25%, un 30% o un 40%), las mujeres tendrán preferencia sobre los aspirantes hombres siempre que, superado el aprobado, la diferencia de puntos entre ambos no sea superior al 15%.

Desde la asociación mayoritaria de la Guardia Civil (JUCIL) detallan que «esta medida se aleja de cualquier fundamento jurídico y se aproxima a intereses de carácter partidista o ideológico». El segundo punto controvertido es la readmisión de antiguos agentes que fueron expulsados en los años 90 por defender los derechos asociativos de la Guardia Civil. Una medida que considera una moneda de cambio, un «chantaje», dado que ceden ante esta cuestión con tal de introducir la cuota femenina.

MARGARITA ROBLES VUELVE A HACERLE LOS MISMO A FERNANDO GRANDE-MARLASKA QUE CON LAURENTINO CEÑA

Durante la primera mitad del año 2020, Fernando Grande-Marlaska decidió llevar a cabo toda una purga dentro de las filas de su departamento, en concreto en la Guardia Civil, y cesar a los altos cargos más “incómodos” para el ministro. Entre los que abandonaron el instituto armado se encontraba Laurentino Ceña, director Adjunto Operativo de la Guardia Civil, quien presentó su dimisión después de que fuera cesado Diego Pérez de los Cobos. Un movimiento que solo echó más leña al fuego al conflicto entre el ministro del Interior y el cuerpo armado. Y no solo eso, sino que sirvió para escenificar la pésima relación que existe entre Margarita Robles y el magistrado socialista.

Tras llevarse a cabo esta destitución, la ministra de Defensa decidió recibir con todos los galones a Laurentino Ceña en su departamento. Así, al poco de presentar este su dimisión solicitó ser recibido por Margarita Robles en su departamento. De esta forma llevaron a cabo una reunión privada entre ambos, evidenciando el rechazo de la titular de Defensa ante las decisiones que había tomado el ministro del Interior y a su vez, demostrando la tensión que existe entre los miembros del Ejecutivo, los cuales nunca han acabado por acercar posturas y en menos en los relativo a las cuestiones que atañen a la Guardia Civil. Por este motivo, a lo largo de toda la legislatura se han podido observar situaciones de discrepancia, que evidenciaban la mala relación entre ambos políticos. Y es que, que Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska no se soportan es una cuestión que no pasa desapercibida en la esfera pública. A ello suma el hecho de que ninguno de los dos duda echar piedras sobre el tejado del otros cada vez que tienen ocasión.