La lista que el PP ha presentado a la Asamblea de Madrid ha sido la causa de una batalla interna en el partido, que según fuentes ha sido el desencadenante incluso de la deserción del ex presidente Ángel Garrido. En la fontanería de estas listas ha tenido un peso decisivo un controvertido político: Ángel Carromero.
Carromero logró una notoriedad poco deseada tras el accidente de tráfico que sufrió en Cuba en el que murió el opositor Oswaldo Gayá. Destacado dirigente de las juventudes del PP, Nuevas Generaciones, su reinserción en la carrera política fue muy discreta. De hecho, hasta ahora había encontrado acomodo como asesor del PP en el Ayuntamiento de Madrid, mientras es secretario general de las Nuevas Generaciones del PP en Madrid, aún a sus 33 años.
Carromero no solo sobrevivió a la controversia de aquel accidente de tráfico, sino que ha logrado una posición tan sólida, que ha sido decisivo en la gestión de las listas del PP a estas elecciones locales y autonómicas en Madrid. Tanto él como David Erguido han sido los actores principales, bajo la dirección final de Pío García Escudero –presidente del Senado y de la gestora que rige al PP en Madrid– y Juan Carlos Vera, el veterano fontanero que ha estado en todas las etapas del PP, incluidas las más negras de los tiempos en que Francisco Correa tenía casi carta blanca.
Fuentes del partido explican a MONCLOA.COM que ambos, Carromero y Erguido, han organizado una limpia generacional casi total en las listas, sobre todo las autonómicas. La batalla para lograr un lugar en las mismas ha sido encarnizada. La previsión –y más tras la catástrofe del 28A– es que la formación con sede en la calle Génova tenga muchos menos cargos electos tras el 26 de mayo.
Esto ha apretado aún más las posiciones de cabecera, las que en la jerga política se conoce como los “puestos de salida”. En esta disputa han salido perjudicados veteranos cargos del PP, como Ana Isabel Mariño o buena parte de los consejeros del Ejecutivo de Ángel Garrido, como los consejeros Rosalía Gonzalo, Lola Moreno o Enrique Ruíz Escudero.
Entre ousiders como la catalana Alicia Sánchez Camacho, cargos procedentes de Nuevas Generaciones y fichajes relacionados con el partido pero que estaban lejos de cargos de esta responsabilidad, la elaboración de estas listas ha creado numerosos agraviados y políticos juramentados en busca de su momento para la venganza.
Además del controvertido Carromero, buenas parte de la responsabilidad de estas listas ha corrido de cargo de David Erguido. Jefe de Gabinete del candidato a alcalde por el PP, su puesto en el comité electoral ha sido clave. A Erguido, además de su labor en el trabajo del Grupo Popular en el Ayuntamiento, se le atribuía un poder casi taumatúrgico, como explica un veterano ex político del PP: “Era el único que era capaz de llevar el telepronter –dispositivo de lectura para alocuciones en público o a cámara– al ritmo que necesitaba Esperanza Aguirre. Era insustituible en cualquier acto con ella”.
Al margen de la anécdota y de la extraña trayectoria de Carromero, conocedores de las corrientes internas del PP llaman la atención por la presencia en estas listas de más políticos ligados a movimientos católicos y colaboradoras de altos cargos del PP.
Lo que parece bastante claro es que Isabel Díaz Ayuso, la candidata, e incluso su número dos, David Pérez, no han llevado la voz cantante al hacer las listas. Ni siquiera la última voz. Hay quien apunta que posiblemente hasta Pablo Casado se llevara una sorpresa al ver la lista final.
Ahora este equipo afronta unas elecciones aún más complicadas de lo que se preveía, después de los resultados del pasado domingo.