La campaña de consumo responsable del ministro Alberto Garzón se ha convertido, no sólo en una posible nueva fuente de polémica contra el ministro de Consumo, sino también en un aparente intento del de Izquierda Unida en tocar las competencias de la líder de Unidas Podemos, Ione Belarra. Un movimiento que podría poner aún más en tensión las relaciones de Alberto Garzón con algunos líderes de la formación morada, que no parecen excesivamente cómodos con el ministro de Consumo.
Alberto Garzón ha lanzado el anuncio de formalización, a través de la Secretaría General de Consumo y Juego, para la creación de una nueva campaña informativa de su ministerio. En concreto, un contrato que se encargará de ofrecer la «creatividad, diseño, realización y producción de las diferentes piezas y elementos creativos que se utilizarán en una campaña de sensibilización sobre el consumo sostenible».
Una campaña que, tal y como destacan los documentos oficiales, costará cerca de 200.000 euros a las arcas públicas españolas, y que tendrá un claro objetivo: «concienciar sobre el impacto que las decisiones de consumo individuales tienen sobre la sostenibilidad de los recursos de nuestro país y del planeta en su conjunto».
Así pues, tal y como destacan los documentos del Ministerio de Consumo, lo cierto es que la campaña se centrará en tres aspectos. El primero de ellos, la concienciación sobre que los españoles adquieran «hábitos de consumo sostenible», cambiando pautas «con un alto impacto ambiental en nuestra biodiversidad». Del mismo modo, la campaña de Alberto Garzón buscará «informar sobre las consecuencias del consumo no sostenible en la degradación del planeta», así como «reforzar la percepción de la importancia del consumo sostenible para la construcción de una sociedad de consumo cada vez más justa, solidaria y responsable».
Eso sí, el objetivo de la campaña, tal y como defienden desde documentos oficiales, no son la totalidad de los hogares españoles, a los que se han dedicado otras campañas de despilfarro, especialmente energético, sino que están destinados a cerca del «10% de los hogares, responsables del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero». Hogares que, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones, cuentan con «ingresos anuales superiores a 36.000 USD», siendo responsables el 1% de ellos de dejar una huella de carbono 175 veces mayor que la de una persona promedio.
ALBERTO GARZÓN «TOCA» LA AGENDA DE IONE BELARRA
Una campaña que no sólo podría implicar una nueva polémica de Alberto Garzón, sino que también parece ser un movimiento del ministro de Consumo de cara a las competencias de la Agenda 2030 gestionada por Ione Belarra. Y es que, tal y como apuntan los documentos oficiales acerca de estas creatividades, lo cierto es que los principales objetivos de esta campaña están directamente relacionados con el departamento de la líder de la formación morada.
«La promoción de pautas de consumo social y ecológicamente más sostenibles tiene una enorme relevancia para la consecución de un modelo económico y productivo alineado con los principios de la Agenda 2030» reconocen desde Consumo.
Aparente intromisión del departamento de Alberto Garzón en las competencias de Ione Belarra que, más allá de la relevancia de la campaña en la sociedad española, especialmente a través de las redes sociales, podría acabar implicando un nuevo choque entre las distintas fuerzas de izquierdas que componen Unidas Podemos en el Gobierno nacional.
Un choque, tal y como destacan fuentes a Moncloa.com, podría no ser el primero que se produce dentro de la formación morada. Especialmente, con Alberto Garzón como protagonista. Y es que el líder de Izquierda Unida no parece gozar de excesivos apoyos en las filas podemitas; algo que podría ser aún más significativo de cara a la campaña electoral de 2023.
LAS CAMPAÑAS DE CONSUMO NO CONVENCEN
Una nueva campaña del Ministerio de Consumo que podría volver a generar la polémica dentro de la sociedad española. Algo a lo que parece que el ministro Alberto Garzón está acostumbrado, después de las críticas que recibía su partido con algunas de sus campañas sobre Consumo.
En concreto, la campaña en concienciación del consumo de carne en el país acababa provocando, no tanto el cambio de hábitos de la población española, sino especialmente el enfado y la crispación del sector cárnico, que temía consecuencias económicas a las palabras del ministro.
Del mismo modo, la campaña sobre juguetes del Ministerio de Consumo, centrado en luchar contra la «sexualidad» de los productos para niños, así como de los anuncios publicitarios de los mismos, provocaba el enfado en un gran sector de la población española, preocupada otros aspectos del Consumo a nivel nacional, como son los precios del IPC, la denominación de origen, o la calidad de los productos que se consumen en el país, bajo la mirada de un Alberto Garzón que busca en la Agenda 2030 un nuevo foco de interés para sus campañas informativas.