Fundación Franz Weber ha recogido más de 77.000 firmas ciudadanas en la plataforma Change.org para reclamar una Comunitat Valenciana «libre de niños cazadores».
Según recuerda la entidad, la normativa autonómica permite acompañar cacerías desde cualquier edad y portar armas desde los 14 años. Sin embargo, de acuerdo a las estadísticas de la Guardia Civil, al menos 21 menores de edad sufrieron lesiones o fallecieron en el conjunto de España durante las batidas en el periodo 2007-2020.
En los últimos años, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas ha alertado de la exposición a la violencia, recomendando intervenir desde los poderes públicos para evitar contextos de peligro.
Para esta ONG naturalista, que un niño de cuatro años fallezca en una cacería, como sucedió en Andalucía en 2019, es un ejemplo de las nefastas consecuencias de la exposición a la violencia.
A su juicio, la única posibilidad de prevenir este riesgo es prohibiendo la participación de cualquier menor, porte o no armas, apuntando a la corresponsabilidad de Gobierno central, comunidades autónomas y familias en una reforma legislativa.
Con la recogida de miles de firmas, la fundación reclama cambios normativos urgentes para impedir que «un solo menor más resulte lesionado como consecuencia del interés de padres, hermanos o abuelos de apuntalar un supuesto relevo generacional en la caza por encima de la integridad de los chavales».
PROHIBIR EL ALCOHOL
Además, exige evitar más riesgos prohibiendo el alcohol durante las cacerías, ya que denuncia que «las administraciones públicas ignoran deliberadamente el consumo de bebidas que se da en estos contextos cuando la única tasa aceptable mientras se portan armas debería ser cero».
Esgrime al respecto un reciente informe del Senado de Francia, cuya principal propuesta es prohibir estos consumos a los cazadores, alertando sobre el número de víctimas y heridos que provoca la actividad en el país vecino.
«La caza en estas condiciones es un peligro para la Naturaleza, para la biodiversidad y para cualquier persona que participe en las batidas o que sea ajena a las mismas», reivindica la organización, y pone como ejemplo las víctimas causadas por escopeteros que afirman «haberse confundido» al disparar.
Y es que, según ilustra, si un individuo es incapaz de reconocer a un jabalí, corzo o zorro con sus capacidades volitivas supuestamente adecuadas, estando bebido o drogado los riesgos se multiplican de manera exponencial.