El grave problema que afectaba al Airbus A400M, el más moderno aparato de transporte del Ejército del Aire y del Espacio, de no poder lanzar paracaidistas en automático por las puertas laterales de forma simultánea está a punto de resolverse y contar la Institución con esa fundamental capacidad.
Si bien, de ser exacto el Ejército del Aire y del Espacio puede lanzar paracaidistas con esta técnica desde sus Airbus Space (DS) CN235, C295 y sus veteranísimos CASA (ahora Airbus DS) C212, pero que obviamente no tienen el alcance y la capacidad de llevar y lanzar 116 de estos profesionales que tiene el A400M.
El que se está convirtiendo en el aparato estándar de las más punteras fuerzas aéreas de la OTAN en Europa, adolecía de la citada capacidad de lanzar paracaidistas por ambas puertas a la vez, que es la forma habitual de lanzamiento masivo de este tipo de tropas de élite.
El problema radicaba en que el efecto aerodinámico de la aeronave podía provocar el choque de los paracaidistas debajo del fuselaje al salir de forma simultánea por ambas puertas. De hecho este grave problema, junto al de no poder repostar en vuelo helicópteros, obligó a dos de sus principales usuarios, Alemania y Francia a comprar los aparatos Lockheed Martin C-130J Súper Hercules, para mantener dichas capacidades, tras la inminente baja de sus respectivas flotas de C-160 Transall, actualmente ya materializada.
Obviamente, en paralelo los ingenieros de Airbus DS han hecho un gran esfuerzo para solucionar el problema, dando frutos sus esfuerzos, lo que motivo que los operadores, empezando por la Direction Générale de l’Armement (DGA) de Francia, realizasen las preceptivas pruebas y certificasen la capacidad.
Ahora sabemos por la información facilitada que el Ejército del Aire y del Espacio, siguiendo los pasos de sus vecinos franceses, ha realizado un primer lanzamiento de paracaidistas por puerta lateral en modo automático, con el paracaídas en dotación en las Fuerzas Armadas españolas (TP-2Z), en sus modalidades orientable y direccionable. Así se ha marcado un hito en la implementación de las capacidades tácticas en los Airbus DS A400M, o T.23 como lo designa el Ministerio de Defensa español.
La operación se ha enmarcado en una campaña de ensayos dirigida por el Centro Logístico de Armamento y Experimentación (CLAEX), uno de esos organismos militares tan desconocido como imprescindible, en cooperación con el Ala 31, que encuadra los 13 entregados a España hasta la fecha, y tiene sede en la base aérea de Zaragoza.
El objetivo último de estos ensayos es validar la capacidad de lanzamiento en automático por puerta, la cual no se encuentra actualmente autorizada con el uso de este paracaídas, siendo cada operador responsable de obtener una aprobación nacional con su material en dotación.
Esta campaña, aún en desarrollo, se compone de diversas fases hasta alcanzar el objetivo final de obtener todas las evidencias necesarias para demostrar que la operación es segura y satisfactoria, de acuerdo a los límites y condiciones establecidos en la documentación aprobada de la aeronave. Previamente a los lanzamientos reales, se realizaron ensayos en vuelo de arrastre de maniquíes para estudiar la estabilidad de un paracaidista enganchado en función de su peso y velocidad, así como lanzamientos de torsos para comprobar la correcta secuencia de apertura en la envolvente estudiada.
Para poder desarrollar esta campaña ha sido necesaria la participación activa del Ala 31, con la disposición de una aeronave operada por una tripulación mixta de esta unidad y del CLAEX. Así mismo se ha recurrido a las diferentes unidades paracaidistas de los tres ejércitos: Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA), Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC), Escuela Militar de Paracaidismo (EMP) del Ejército del Aire y del Espacio; Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas (BRIPAC) del Ejército de Tierra (ET); y Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Infantería de Marina. Todos ellos han aportado saltadores experimentados y jefes de salto, además del material necesario, incluidos dichos paracaídas TP-2Z, que suministra y fabrica la empresa española Cimsa Ingeniería de Sistemas, en su planta de Granollers (Barcelona).
Los saltos se han realizado en Casa de Uceda (Guadalajara) y en el Centro Nacional de Adiestramiento (CENAD) de San Gregorio (Zaragoza). Durante la campaña se han lanzado 58 paracaidistas por una única puerta y en una sola pasada, demostrando así las capacidades máximas certificadas de la aeronave. En total, se han realizado hasta la fecha un total de 294 lanzamientos de forma satisfactoria. En los próximos meses se continuará con la actividad hasta alcanzar la capacidad máxima de la aeronave, 58 paracaidistas por cada puerta de forma simultánea.
Una vez que finalice esta campaña de ensayos, el Ala 31 recuperará su capacidad de lanzamientos de personal en automático, temporalmente pérdida desde la retirada de los antiguos Lockheed C-130H Hércules a finales de 2020.