El eurodiputado y expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha asegurado este lunes que asume como un «error histórico» haber decretado el 10 de octubre de 2017 la suspensión de los efectos de la declaración de la independencia, y ha añadido que ahora no lo haría.
«El 10 hice algo muy duro, doloroso y lo asumo como un error histórico, congelar la declaración de independencia. Lo hice porque había datos, indicios y elementos probatorios de una voluntad real del Estado de iniciar un proceso de diálogo, que venía avalado por mucha gente de fuera de España», ha explicado en una entrevista a LaMordaza.com recogida por Europa Press.
Según Puigdemont, ante estos datos tenía la responsabilidad de hacer caso y priorizar el diálogo: «Luego fue todo un gran engaño, y sólo sirvió para que el Estado ganara tiempo para preparar el 155. Prioricé la vía del diálogo, ese fue mi error. Ahora no decretaría la suspensión de los efectos de la declaración de independencia, no lo haría»; ha añadido.
Al preguntársele para quién es la república catalana que desea, ha indicado que sería para «quien quiera ser catalán» y que las clases medias-bajas, que considera la clase obrera, sería la protagonista de ésta.
«Quien quiera sentirse español puede estar en Cataluña y eso no es incompatible», ha apuntado el expresidente catalán, que ha negado que exista un debate de apellidos catalanes.
Sobre cómo vive el confinamiento por el coronavirus, ha lamentado que desde hace más de dos años vive «en un confinamiento» al irse a vivir a Bélgica tras lo ocurrido en otoño de 2017, pero está con su familia desde el 13 de marzo, porque pudieron ir.
GESTIÓN DE TORRA
Pese a admitir que nadie estaba preparado para la crisis sanitaria, ha defendido que el Govern de Quim Torra reaccionó «más ágilmente y pronto», sin tener casi competencias, que el Ejecutivo central de Pedro Sánchez.
Torra, no sólo se quedó solo, fue vilipendiado y humillado por proponer cosas que luego propuso el Gobierno«, ha subrayado Puigdemont, que ha añadido que, si Sánchez hubiera tenido una actitud más abierta al acuerdo, seguramente la votación para prorrogar el estado de alarma hubiera sido diferente.
En relación a si asesora a Torra, ha explicado que desde el inicio de la crisis, incluso antes del decreto de confinamiento, tienen una reunión a primer hora de la mañana con el equipo del presidente, y también con representantes del mundo local para debatir la realidad actual y definir estrategias: «La comunicación con Torra es diaria y permanente.
«He decidido tener un papel secundario públicamente porque le tocaba liderar a Quim Torra. Le tocaba al presidente enviar mensajes en estos momentos delicados, sin distorsión. Lo que yo pueda decir podría introducir ruido innecesario» en un momento en el que la prioridad es atender a la gente, ha aseverado.
GOBERNAR VÍA SKYPE
Dada la crisis sanitaria, y preguntado por si se podría presidir un país vía Skype, Puigdemont lo ha avalado teniendo en cuenta que «se está gestionando la peor crisis de la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial, por WhatsApp y por Skype, con reuniones de ministros, de jefes de Estado y plenos».
También cree que la pandemia ha servido a gobiernos como el central «como excusa para poner militares en la calle, para restringir libertades y para entrar en la cocina de las personas», y ha asegurado que se puede combatir el virus sin necesidad de afectar a la privacidad y libertad de las personas.
«Esto es gran hermano ya. Este es el estándar chino, y tiene algo de estándar ruso y americano, y es lo que Europa debe combatir», ha reclamado Puigdemont, tras alertar de un riesgo de regresión democrática.