lunes, 25 noviembre 2024

Jorge Buxadé convierte a Ignacio Garriga en su «pelele» para coger las riendas de Vox

El nuevo vicepresidente primero acción política Vox, Jorge Buxadé, ya tiene a quién manejar para conseguir sus objetivos. Quien mandaba entonces a nivel interno era Javier Ortega Smith. Quien manda ahora es el propio Buxadé a través de Ignacio Garriga, secretario general de Vox. Fuentes del partido dejan claro que el nombramiento de Garriga y la salida de Ortega Smith no es más que una maniobra que ha aprovechado (y muy bien) Buxadé para tomar las riendas del partido. Con la llegada del eurodiputado a este nivel de mando, queda claro que Vox está en manos del ala más radical del partido. Pero lo que las fuentes se esfuerzan en matizar es que Garriga no es más que el hombre de paja de Buxadé, quien ahora ha sustituido a Javier Ortega Smith a nivel interno.

En Vox ven a Ignacio Garriga como un auténtico «pelele» en manos de un ambicioso Buxadé que esta a punto de ascender a «aristogato». Ignacio Garriga no cosechó unos buenos resultados en Cataluña, pero se ha convertido en un recurso muy socorrido para la dirección del partido. Colocarle al frente de la secretaría general de Vox no fue una decisión motivada por su «peso político», sino por la urgencia de echar a Javier Ortega Smith de los mandos de la formación. El problema es que ahora se dan cuenta algunas fuentes de Vox de que Garriga no es más que el «hombre de paja» de Buxadé, quien desde Bruselas teledirige las funciones internas del partido que hasta ahora había coordinado Ortega Smith.

Buxadé siempre ha representado el ala dura del partido. Santiago Abascal está evitando en todo momento sobreexponerse demasiado para llegar intacto a las elecciones generales e Iván Espinosa de los Monteros está viviendo una crisis interna que le ha anulado a nivel personal desde que Macarena Olona abandonara el partido. Con este cuadro, ha sido el «ala dura» de Vox la que ha tomado el mando de la formación. Quien la representa es Buxadé y todo lo que pase en la formación a nivel interno a partir de ahora será cosa del europarlamentario con aspiraciones.

Sobre Garriga nadie teme nada. Saben que no tomará absolutamente ninguna decisión proque la principal razón por la que Abascal y Espinosa de los Monteros le colocaron donde está fue por la intermediación de Jorge Buxadé. Desde Vox dejan claro que Garriga es un «cero a la izquierda» que solo atiende a lo que le pida Jorge Buxadé y saben que no tomará ninguna decisión que no esté amparada por el europarlamentario. Abascal e Iván Espinosa de los Monteros de momento no tienen ningún problema en que el «ala dura» se haya hecho cargo del partido dado que ven con alivio la salida de Ortega Smith. Hasta ahora, el concejal de Madrid había convertido Vox en un pequeño infierno de chapuzas organizativas por las decisiones internas que había teledirigido.

Hasta ahora, la salida de Macarena Olona ha causado en Vox un auténtico desastre a nivel interno dado que ha roto esa convivencia basada en la jerarquía y la lealtad de la que tanto presumían. En el partido culparon a Ortega Smith de estas decisiones, dado que el odio que el concejal de Madrid le tenía a Olona motivó algunos cambios que desde arriba vieron con buenos ojos. Sin embargo, el desastre posterior también supuso otro choque interno que acabó con la salida de un Ortega Smith que tomaba todas las decisiones a nivel interno en la formación.

Ignacio Garriga entretanto está encantado porque más de uno apunta que era un cadáver político después de las elecciones de Cataluña, sin embargo, Jorge Buxadé le ha encontrado una utilidad como «hombre de paja» en el partido y los demás lo han visto con buenos ojos. Con esto, Garriga podrá prolongar durante unos cuantos años más su presencia en el partido.

FUNDACIÓN DISENSO, EL «BANQUILLO OFICIAL»

Vox tiene una fundación que utiliza como su think tank particular. Se trata de la Fundación Disenso, cuyas cuentas se guardan discretamente (a excepción de las subvenciones públicas que ha recibido en 2021, que suman unos 100.000 euros públicos). El problema es que Vox no se siente del todo cómodo con la utilidad que le ha dado hasta ahora a esta fundación, que hasta ahora se había limitado a simples informes para adaptar la realidad a los intereses del partido, ya fuera con textos sobre la inmigración o sobre la llegada de Lula da Silva a Brasil. Ahora, Vox quiere redefinir la utilidad de la Fundación Disenso y la quiere convertir en el «banquillo» oficial del partido donde colocar a los políticos que no tengan un futuro definido. Y quien ahora suena para recaer a este cementerio de elefantes recién bautizado es la diputada de la Asamblea de Madrid Rocío Monasterio.