Las medidas que el Gobierno ha adoptado de cara al turismo no parecen indicar que desde La Moncloa estén muy preocupados por cómo se desarrollará esta actividad este año. En 2019 vinieron a España casi 84 millones de turistas, pero este año, con la crisis del coronavirus, parece que la cifra dará un mínimo histórico. El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha tomado unas medidas que no harán más que espantar al turismo, como imponer una cuarentena de dos semanas a todo aquel que pise suelo español. Y si a esto le añadimos las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en las que aseguraba que el turismo en España es «precario, estacional y con bajo valor añadido», nos encontramos en un panorama nada alentador para los que sí viven de este sector, como los bares, los taxistas o los hoteles.
El Gobierno ha ampliado el cierre de fronteras hasta el 15 de junio y ha dejado cinco aeropuertos para acceso de extranjeros. Por lo que, sobre el papel, se podría retomar la actividad turística al mismo tiempo que el verano de el pistoletazo de salida. Sin embargo, el hecho de que Sánchez quiera imponer una cuarentena obligatoria de 15 días a los viajeros reducirá el turismo casi a cero. Algunos políticos de la oposición han pedido medidas para salvarlo, como realizar test rápidos a todos los viajeros que entren en territorio español y eliminar la cuarentena obligatoria, pero no parece que el Gobierno tenga intención de impulsar el turismo en 2020.
Alemania, Italia y otros países de la Unión Europea ya trabajan para ver cómo salvar esta actividad para este año. Incluso han propuesto fórmulas para ello, como el hecho de que Alemania, Francia, Italia y España lleguen a un acuerdo por el cual no haya controles para los ciudadanos de estos países que viajen entre sí. Pero de momento, la hostilidad del Gobierno contra todo aquel que quiera pisar suelo español parece, incluso, haber levantado muros con estos países; pues Francia ha aplicado a los españoles la cuarentena (por reciprocidad) y Alemania ha eliminado a España como destino turístico este año.
A todo esto hay que sumarle las palabras de Alberto Garzón, que no han sentado nada bien a todos aquellos que viven del turismo. El ministro dijo que el turismo, que supone casi un 15% del PIB de España, es un «sector estacional, precario y de bajo valor añadido». Algo que llevó a laMesa del Turismo, que reúne a 50 empresas y profesionales del sector turístico, a reprocharle su actitud. No podían entender que «un ministro de España se pronuncie con tanto desprecio sobre el turismo español». Algo que incluso llevó a muchos a pedir la dimisión del ministro.
Ya hay taxista, por ejemplo, que han visto sus ingresos reducidos a cero desde que se impulsó el estado de alarma. Y si el Gobierno pretende lastrar el turismo con medidas de control ineficaces, este sector augura que muchos se arruinarán a lo largo y ancho de 2020. Los bares, los restaurantes y los hoteles, más de lo mismo. Todos están en la cuerda floja y, si ellos caen, la economía del país se verá afectada.
Puede que si se lleva adelante un pacto entre los países miembros de la Unión Europea para salvar el turismo se palien las consecuencias que tendrá sobre la economía española. Las negociaciones entre Alemania, Francia, Italia y España están avanzadas y desde Bruselas se presiona a todos los Gobiernos para que garanticen un turismo seguro. Pero de llevarse adelante habrá que esperar a finales de junio y a cómo avancen los datos en España.