El ministro del Interior del Gobierno de España, Fernando Grande-Marlaska, tiene a su «chico de los recados» particular. Se trata de su secretario de Estado, Rafael Pérez Ruiz, y acude a todas aquellas convocatorias a las que el propio ministro no quiere asistir. Eso sí, lo hace con todas las comodidades ya que en vez de viajar en vuelos regulares usa los aviones privados de la Guardia Civil. La última vez que uso este jet fue para asistir a un concierto en la isla de La Palma y aprovechó para recoger al delegado del Gobierno en el archipiélago canario Anselmo Pestana. Así, Rafael Pérez cree tener un Falcon particular gracias a la Guardia Civil.
El pasado día 4 de junio los agentes de la Guardia Civil ofrecieron en la isla de la Palma un concierto en homenaje a los pueblos afectados por la erupción volcánica del cráter Cumbre Vieja. Hasta la isla se desplazó también la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, y en representación del ministerio del Interior, fue el secretario de Estado, Rafael Pérez. De Fernando Grande-Marlaska ni rastro.
De Fernando Grande-Marlaska ni rastro
Sin embargo, a pesar de que existe hasta una aerolínea dedicada a hacer vuelos entre las ocho Islas Canarias, Rafael Pérez optó por utilizar un avión de vigilancia marítima de la Guardia Civil. Se tratan de los aviones Beechcraft Super King Air 350i, una línea de aviones biturbohélice que la propia Guardia Civil utiliza a menudo para vigilar las costas españolas. Lejos de vigilar el mar, Rafael Pérez utilizó este avión para llegar al concierto.
La portavoz de Interior del PP en el Congreso de los Diputados, Ana Vázquez Blanco, ha denunciado el uso de este avión de la Guardia Civil por parte del Secretario de Estado de Fernando Grande-Marlaska. «No tienen vergüenza, manual sanchista!!», ha escrito la diputada del Partido Popular en su cuenta de Twitter.
Rafael Pérez Ruiz fue nombrado Secretario de Estado de Seguridad el pasado 18 de enero de 2020. A punto de cumplir tres años en el cargo, el magistrado letrado que trabajó en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha convertido en el hombre de confianza del ministro del Interior. Su fidelidad a Fernando Grande-Marlaska en su época como director de gabinete hizo que llegará a número dos del ministerio acompañando al ministro en sendos actos de agenda. Fuentes de Interior aseguran que asombra su timidez y discreción en todos los temas que comprometan al ministro.
RAFAEL PÉREZ, EL ALTO CARGO DE INTERIOR QUE APOYA EL BLOQUEO DEL CGPJ
Que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, es muy conservador no es un secreto en el seno del Gobierno. Pero que su equipo también lo es (y más que el ministro, en algunos casos), no es algo tan conocido. El secretario de Estado de Seguridad y antiguo jefe de gabinete de Marlaska, Rafael Pérez Ruiz, es un conocido magistrado conservador. De hecho, hay cierto malestar en Ferraz porque este juez ha asegurado en su círculo interno que comparte la tesis de Pablo Casado de que hay que “despolitizar la Justicia”. De hecho, Rafael Pérez ha reconocido estar completamente de acuerdo con la reforma que plantea el PP y se siente en cierto modo “escandalizado” por la pretensión de Pedro Sánchez de meter mano en el Consejo General del Poder Judicial eligiendo a vocales afines. El secretario de Estado está con el PP en este punto. Y así lo ha reconocido repetidas veces en el propio ministerio.
Que en 2010 firmara un manifiesto junto a otros 1.500 jueces por la despolitización de la Justicia no es casualidad. Entonces, Rafael Pérez no tenía lazos con ningún Gobierno y estaba centrado en su labor como magistrado. Sin embargo, con el paso del tiempo Marlaska decidió llevárselo al Ministerio del Interior en calidad de jefe de gabinete. Aunque luego ascendería como la espuma gracias a la confianza del ministro.
Que el equipo de Marlaska es profundamente conservador no es un secreto dado que la tendencia ideológica del ministro es sobradamente conocida. La idea de Sánchez cuando le nombró tras ganar la moción de censura en 2018 era la de colocar a un buen equipo aparentemente de “tecnócratas” al frente de los ministerios, pero con el paso del tiempo el presidente del Ejecutivo ha vuelto a echarse en brazos de la “gente de partido” con la mala suerte de que algunos de estos primeros nombramientos que poca afinidad tienen con la formación siguen en el Ejecutivo. El problema surge ahora cuando el secretario de Estado de Seguridad comenta de puertas hacia dentro y con su entorno que está completamente de acuerdo con la tesis de Pablo Casado y con la pretensión popular de iniciar una nueva Ley que evite que los partidos se repartan parte de los vocales que conforman el Consejo General del Poder Judicial.