Fernando Grande-Marlaska se ha vendido. Este es el sentir general en un Partido Popular que entiende que el ministro del Interior está faltando a sus principios con tal de sobrevivir un poco más en la administración pública. El acercamiento de etarras a el País Vasco pesa como una losa sobre el «socialista» porque cualquiera que le conoce sabe que la tendencia política del ministro se acerca más al Partido Popular que al PSOE. Que Fernando Grande-Marlaska no sea un miembro más del PP tiene que ver con desaires y promesas incumplidas por parte del partido, pero lo que no entienden sus compañeros de la carrera judicial es cómo el socialista se ha entregado de tal forma a la supervivencia política. «Marlaska es de derechas», aseguran personas del entorno íntimo del ministro. Pero pese a ser contrario a acercar a los presos, se ha entregado a los intereses del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El asesino de Miguel Ángel Blanco va a ser acercado a una cárcel más cerca de su familia. Esta realidad ha dejado a todos los que conocen a Fernando Grande-Marlaska «descolocados» por los pasos que está dando el ministro. Quienes han comido con él y quienes han compartido parte de su carrera profesional con el juez no entienden cómo alguien tan sensibilizado con las víctimas del terrorismo se ha plegado a los intereses de Sánchez y ha asumido el acercamiento de los presos con tal de sobrevivir 15 meses más en la legislatura. Y más cuando es vox populi que el Ejecutivo ha estudiado la forma de echar de una patada al ministro para encontrar a otro titular de Interior.
Fernando Grande-Marlaska no solo se ha vendido con este asunto. El acercamiento a los presos es un tema más visceral que ha generado mucho debate en el entorno personal del ministro dado que conocen su posición respecto a los crímenes de ETA. Aún así, hay otros puntos que han llamado la atención a quienes trabajaron con él. Uno de ellos es la postura del PP respecto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, siempre ha sido un fiel defensor de la fórmula con la que el Partido Popular ahora ha hecho bandera y con la que se niega a renovar el CGPJ. Que sean los jueces quienes elijan a los jueces es algo por lo que Fernando Grande-Marlaska siempre ha «luchado» mediante firmas de manifiestos. También su secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, está «entregado» a este ideal, pero no han tenido problema en adoptar otro rol completamente diferente.
El ministro está en horas bajas desde hace años. El Gobierno ya intentó sacarle del ministerio del Interior con el objetivo de renovar parte del Consejo de Ministros. Se hablaron muchas fórmulas, pero Fernando Grande-Marlaska sobrevivió inexplicablemente. Años después ha encontrado la forma de seguir al frente de Interior y no es otra que plegarse a los deseos del presidente del Gobierno sin ofrecer la más mínima resistencia por mucho que sus principios vayan contra las medidas que tome el Ejecutivo. El problema es que mientras Fernando Grande-Marlaska aguanta, su entorno ve con malos ojos en lo que se está convirtiendo. Tanto él como la gente que se ha llevado al ministerio.
La «buena noticia» es que por mucho que Fernando Grande-Marlaska se haya plegado a los intereses de Moncloa, hay quien entiende que será uno de los ministros que caigan en la crisis Gobierno. Se prevé en enero, pero nadie descarta que sobreviva dado el currículum de Marlaska, pues siempre ha estado en la cuerda floja y ha aguantado en el cargo más tiempo del que las apuestas marcaban. Tanto es así, que después de ese enfrentamiento con la ministra de Defensa, Margarita Robles, a cuenta de los nombramientos en la Guardia Civil y en otros puntos de colisión, en el que muchos dieron por muerto políticamente a Fernando Grande-Marlaska, nadie se atreve a afirmar con contundencia que le echarán.
TXAPOTE, LA CARGA DE MARLASKA
La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, ha comunicado este miércoles el acercamiento a una cárcel del País Vasco de Francisco Javier García Gaztelu, alias ‘Txapote’, unos de los exdirigentes de ETA con mayor número de crímenes, entre ellos el del concejal del PP Miguel Ángel Blanco hace 25 años. La decisión afecta a un total de 13 presos de ETA, entre los que consta Henri Parot, que dio nombre a la doctrina para acortar la rendición de penas tras la decisión de los tribunales. En su caso, dejará la cárcel de León para ir a una del País Vasco, según la información comunicada a las asociaciones de víctimas.
La lista de los que se acercará a prisiones vascas la completan Ismael Berastegui (en Logroño); Manex Castro Zabaleta (en El Dueso); José Antonio Zurutuza Sarasola (en Burgos); Aitor Agirrebarrena Beldarrain (en Asturias); Oscar Celarain Ortiz (en Soria); Jon Bienzobas Arretxe (en Dueñas); Juan Manuel Inciarte Gallardo (en el Dueso); Eider Pérez Aristizabal (en Zuera); Jon Igor Solana Matarrán (en Zuera); Juan Luis Rubenach Roig (en el Dueso) y Félix Alberto López de la Calle Gauna (en Asturias)