El equipo más cercano al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tenía absolutamente claro desde antes de verano que bajaría el IVA del gas. El líder socialista ha anunciado una rebaja importante de este impuesto a este recurso natural. Pasará del 21% al 5% y lo ha hecho el 1 de septiembre. Pero lo que más ha hecho saltar las alarmas es la frialdad con la que Moncloa para tratar este asunto. Desde hace más de cuatro meses, el Gobierno tenía agendado bajar el IVA del gas, pero la idea era colocarlo el 1 de septiembre, de vuelta de vacaciones, para intentar marcar el contexto electoral que enmarcará el 2023. En el PSOE eran conscientes de que Sánchez tenía intención de hacerlo, pero no ha gustado la frialdad y la hipocresía con la que lo ha tratado. Cuando Alberto Núñez Feijoo lo exigía, el PSOE le decía que era una locura.
Era una estrategia que el PSOE tenía preparada desde hace mucho tiempo. Hasta tenían pactado con El País la exclusiva para soltarla a primera hora. El laboratorio de Moncloa tiene una hoja de ruta energética de la que ha excluido completamente a la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica. El primer paso se daría este 1 de septiembre, pero hay nuevos anuncios preparados para enero y para marzo, tal y como informan fuentes del PSOE. El único problema es que muchas de estas medidas están fiadas a las subvenciones que vienen de Europa. Pero no solo eso, en el Gobierno hay quien destaca que la razón por la que Moncloa no ha tomado las medidas antes era por cuadrar las cuentas a golpe de impuestos. Primero ahorrar para luego perdonar, una estrategia que no es nueva para el equipo de Gobierno.
Ya lo hicieron con la gasolina y el diésel. Los precios llevaban disparados meses mientras que el Gobierno aguantaba las críticas hasta el límite (incluso llevando a huelgas puntuales de los transportistas) para ahorrar vía impuestos y luego perdonar esos 20 céntimos. Con el gas es lo mismo. La estrategia energética del PSOE pasa por dar golpes encima de la mesa y por intentar vender a los ciudadanos que la electricidad española es la más barata de toda Europa, un eslogan que persiguen para aferrarse a él, al menos, antes de las elecciones autonómicas y municipales. Ya se ha recaudado suficiente, pues los datos oficiales dejan claro que los impuestos que han pagado los españoles han disparado las cifras que se ven en las arcas del Estado.
Otras de las polémicas que están servidas en el Ejecutivo es el hecho de que Moncloa haya marginado de una forma tan extrema a la vicepresidenta Teresa Ribera de un plan energético que pretende convertir la luz española en la más barata de España. Se harán las «trampas» necesarias para conseguir el objetivo, algo que no dudan estas fuentes. Pero lo cierto es que esperan que esta bajada del IVA del gas, perfectamente medida, ayude a abaratar la luz y la calefacción de los hogares españoles este verano. Tener el apoyo de Alemania también ayuda, pero lo cierto es que Sánchez ya tiene preparada una estrategia electoral que está trufada de ayudas económicas.
La propia Autoridad Fiscal reconoce que el efecto base de los precios en el IVA da un margen fiscal de 3.500 millones de euros
Las arcas del Estado ya están rebosantes y es el momento de aplicar las ayudas. Concretamente, han batido récords de recaudación que ahora dan cierto margen de maniobra. La propia Autoridad Fiscal reconoce que el efecto base de los precios en el IVA da un margen fiscal de 3.500 millones de euros que ahora se gastarán en bajadas de impuestos. Esto lo han engordado desde marzo hasta septiembre para preparar este escenario. El problema es que en el PSOE no ha gustado a todos la frialdad electoral con la que el partido está preparando su estrategia a seguir. Teresa Ribera, de hecho, no era consciente de esta medida que iba a anunciar el presidente del Gobierno. Lo sabían en Moncloa y en El País.
El plan del PSOE pasa por lanzar nuevos anuncios en fechas clave. Enero será otro punto clave para el presidente del Gobierno para anunciar según qué medidas, aunque hay un punto negro que inquieta en el Ejecutivo, según estas mismas fuentes: el precio de la gasolina y el diésel. La ayuda de 0,20 euros se extenderá lo que sea necesario, pero el Gobierno teme que sea innecesario y que haya que ajustar aún más las cifras. Las ayudas europeas son clave, pero para lidiar con ellas necesita afianzar el compromiso de ajuste que alcanzó con Europa y deberá imponer los peajes.