E PSOE ha vuelto a jugar sucio. Se llama decreto de ahorro energético y en él ha metido todo tipo de medidas para forzar el voto favorable del Partido Popular, algo que de momento no tiene. Los conservadores ven con buenos ojos algunas medidas que se incluyen en el decreto, como por ejemplo la rebaja en el abono transportes o el que el uso de los trenes sea gratuito en algunos puntos. El problema es que el Gobierno ha colado otras medidas bochornosas (nunca mejor dicho) en este decreto que espantan al Partido Popular: como es la obligación de poner el aire acondicionado a 27º en la oficina. Con todo esto, el PP se niega a dar su apoyo al PSOE en este decreto, pero los soldados socialistas ya se han echado a la calle para vender que el PP no quiere apoyar la rebaja del abono transportes o el aumento de las becas. Pero el partido de Alberto Núñez Feijoo se mantiene firme en que no apoyará medidas tan radicales como la del aire acondicionado.
Más de uno se pregunta cómo es posible que un Gobierno que presuntamente mira por la gente se permite el lujo de decirles a qué temperatura pueden trabajar. Esta medida, que también vendrá acompañada en invierno de un «no poder» subir la calefacción de los 19º, ha sido una de las más polémicas dado que se ha convertido en la prohibición número mil de un PSOE que ha lidiado con los problemas políticos y sanitarios a golpe de decreto ley y de obligación. Lo curioso es que el partido de Pedro ha dado con una estrategia para presionar a todos los partidos de la oposición: crear «decretos desastre» en los que mete un paquete de medidas que poco tienen que ver unas con otras para tener la capacidad de presionar a las formaciones del Congreso. En este caso, la obligación de no poder bajar el aire acondicionado de 27º, lo que convierte la oficina en un paraíso de clima tropical, viene acompañada de otra que contempla subir las becas hasta 100 euros por persona.
La medida, ese decreto tan polémico, se ha convertido en un caos de pequeñas concesiones. Hablamos de rebaja al abono transportes, de abonos gratis para algunos trenes de Renfe, de mejora de las becas con hasta 100 euros de más, de ayudas a transportistas y autónomos y otras ayudas mezcladas con la obligación de poner el aire acondicionado a 27 grados en verano y de mantener la calefacción a 19 grados en verano. El que haya mezclado estos torpedos dentro del decreto ha sentado muy mal al Partido Popular hasta el punto de que han decidido votar en contra del decreto a no ser de que elimine algunas de las medidas más «frívolas» que están escondidas en el decreto de ahorro energético.
Este Gobierno se ha acostumbrado a tomar medidas muy invasivas
El Partido Popular no caerá en la trampa y tiene claro que este juego sucio de Sánchez no tiene recorrido con ellos. No al menos cuando el PSOE quiere colar medidas que contentan a Europa y que enfadan a la mayoría de los españoles. Este Gobierno se ha acostumbrado a tomar medidas muy invasivas con la población desde que estalló la pandemia y aún sigue tomando este tipo de decretos sin importarle demasiado las consecuencias. El PP se niega a dar pie a estas medidas porque además le perjudicaría a nivel electoral, a ojos de miembros de Génova 13. Solo si el PSOE se abre a la negociación cambiará el sentido de su voto, pero parece que las medidas de Sánchez no tendrán el apoyo de los conservadores.
Aún así, el decreto saldrá adelante por el apoyo de los socios de Gobierno que sacaron adelante la investidura y la moción de censura. Es previsible que Gabriel Rufián vuelva a colar en el decreto de ahorro energético alguna concesión para Cataluña, visto el tipo de decreto del Ejecutivo. Pero lo cierto es que los ánimos están calmados en el Gobierno porque saben que su decreto tiene el respaldo suficiente a falta de sorpresas. Lo que sí dudan en el Ejecutivo es si Sánchez mantendrá estas medidas para 2023, año electoral en el que hará pasar frío y calor a los españoles en los comercios con un decreto de este tipo. Desde el Gobierno esperan que el paso del tiempo les dé tregua para poder aligerar las medidas, pero lo cierto es que aún siguen siendo hasta obligatorias las mascarillas en las farmacias y en el transporte público.