El Partido Popular pasa al ataque. La crispación entre los jueces y el propio Consejo General del Poder Judicial por la no renovación se eleva a medida que se acercan las elecciones (tanto las autonómicas y municipales como las generales) y los populares lo saben. Por todo esto, el PP ha decidido cambiar su estrategia con respecto al CGPJ y al ámbito judicial y ya tiene elegido el nuevo objetivo a batir para «limpiar» su imagen de cara a los magistrados: la ministra de Justicia, Pilar Llop.
La socialista está en horas bajas. Su inacción e incapacidad de hablar de otros temas que no sean la violencia de género le ha pasado factura. Pero más le ha perjudicado a la ministra de Justicia la sensación en Moncloa de que no existe ningún nexo bien relacionado entre el PSOE y el CGPJ. Por todo esto, el PP quiere explotar la veta que es Pilar Llop. Saben que en el partido no la ven con buenos ojos, saben incluso que desde Moncloa se planteaban sacarla del Consejo de Ministros en la hipotética crisis de Gobierno y saben a ciencia cierta que todo lo que sea atacar a Llop hará mella en el partido.
a Llop le espera una tormenta de críticas
Hay algunos otros elementos que no ayudan a la ministra, como los indultos o la idea de los porcentajes de castellano en las aulas catalanas. Pero lo que pretende el PP es ahondar en la mala imagen interna de Llop para así conseguir erosionar a nivel interno el partido y el Gobierno. El PP, al menos tal y como aseguran desde Génova, mantiene buena relación y buenos nexos con el CGPJ y con el ámbito judicial. Y pese a que hay cierto malestar en el Consejo General por la actitud del PP con la obligada renovación de los vocales, lo cierto es que el argumentario del partido convence a la mayoría de los jueces (esa idea de que los vocales se elijan dentro del ámbito judicial). Con todo esto, parece que a Llop le espera una tormenta de críticas para esta nueva temporada.
Llop, por su parte, mantiene una actitud más defensiva debido a que en Moncloa no descartan que vaya a la Comunidad de Madrid como candidata, aunque cierto es que Juan Lobato ha ganado puntos estos últimos meses. La ministra no quiere que su imagen se vea deteriorada bajo ningún concepto y ha decidido convertirse en una pieza de coleccionista que no se puede ni ver ni tocar. Su jefe de gabinete, Rafael Pérez, ha impuesto la vida cuartelaria en el Ministerio de Justicia y no deja que las visitas al despacho de Llop se produzcan con fluidez.
Ya consiguieron que en el PSOE colocaran a la ministra de Justicia en la rampa de salida por su descafeinada gestión. Aunque en este caso fuera la inacción de Llop la que hiciera prácticamente todo el trabajo sucio al PP. Pero ahora en el partido quieren ahondar en las vergüenzas del Gobierno atacando a una de sus ministras peor vistas a nivel interno. Fuentes de Génova insisten en que tienen información de primera mano del CGPJ y que conocen que la relación entre el Consejo General del Poder Judicial y el Ministerio de Justicia está prácticamente rota debido a la poca actividad laboral de Pilar Llop.
Por primera vez en meses, la ministra ha pasado un mal verano y empieza a notar que todo su futuro político corre peligro. Juan Lobato pisa fuerte y ha conseguido que en Moncloa prefieran alguien con las ganas del socialista a una candidata gris que no ha sabido aprovechar el pedestal que es el Ministerio de Justicia. Se podría haber lucido, pero ha preferido mantenerse intacta hablando solo de cuestiones que a ella le motivan. Con su candidatura a la Comunidad de Madrid tocada y el futuro en el Gobierno descartado, a Llop solo le quedaría entrar en las listas de alguna comunidad autónoma. Pero lo cierto es que el PP ha olido sangre y sabe que si toca a Llop lo tiene hecho.
EL «JEFAZO» DE GABINETE
Se llama Rafael Pérez y está obsesionado con dejar poco rastro en Internet. Es guardia civil y ahora jefe de gabinete de la ministra Pilar Llop. Y si se ha hecho famoso en el Ministerio de Justicia por algo es precisamente por la “vida cuartelaria” que ha impuesto a los asesores y colaboradores de la magistrada. Las órdenes de Pérez, jefe de gabinete de la titular de Justicia, son sencillas. Para ver a la ministra en una audiencia privada hay que pedir cita y esperar a que este alto cargo te dé el visto bueno, algo que se puede demorar semanas dado que Llop se ha “enclaustrado” en su despacho. Al mismo tiempo, Rafael Pérez también ha impuesto a todos los cargos intermedios del Ministerio de Justicia una vida cuartelaria que muchos creen que ha traído de su paso por Baeza. Sea como sea, el malestar con la ministra crece por minutos. Pero el conocer los orígenes del “enchufe” del jefe de gabinete de Llop con la ministra perturba aún más los ánimos en Justicia.