El verano y las vacaciones conllevan muchos cambios de rutina. Los horarios se trastocan, los hábitos se relajan, comemos fuera y a deshoras y al final, todo esto puede provocar algún problema digestivo. Además, el calor de esta época, junto con el incremento del nivel de humedad, facilita la proliferación de gérmenes en los alimentos. Es bastante normal tener algún malestar gastrointestinal a lo largo de las vacaciones, pero tomando algunas precauciones podemos evitarlos o reducir sus molestias.
INTOXICACIONES ALIMENTARIAS, MÁS FRECUENTES DE LO QUE CREES
Las intoxicaciones se producen al consumir un alimento contaminado. Suelen causar síntomas leves que se curan con reposo y mucho líquido en unos días, pero además de resultar un fstidio, sobre todo si estamos de viaje, en las personas inmunodeprimidas pueden ser más peligrosas. Estas son las más frecuentes:
- Campylobacter. Se encuentra en carnes y otros derivados animales como la leche. Provoca dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos.
- Salmonella. Presente en alimentos que contienen huevo, carnes, leche y algunas hortalizas como las lechugas envasadas. Produce fiebre, diarrea, náuseas y vómitos y puede durar hasta una semana.
- Escherichia coli. La más frecuente cuando se viaja a países con peores condiciones higiénico-sanitarias. Se puede encontrar en casi cualquier alimento crudo.
- L.monocytogenes. Es la responsable de la listeriosis, una enfermedad poco frecuente, pero que puede ser muy grave.
- Staphylococcus. Se suele ingerir en productos de pastelería que llevan lácteos y también en carnes y pescados. Los síntomas son similares a cualquier intoxicación alimentaria.
- Anisakis. Es un parásito presente en algunos pescados, así que no conviene tomarlo crudo (como en el sushi) en lugares que no sean de total confianza.
GASES
Los gases no suponen un problema grave, pero pueden fastidiarnos un día de vacaciones. Las comidas excesivas de las vacaciones, suelen provocar la formación de gases durante la digestión. Sobre todo cuando comemos muy deprisa, o hablamos y reímos durante la comida, algo muy frecuente durante las vacaciones. Por lo general, el exceso se elimina mediante flatulencias o eructos, pero cuando no se pueden expulsar, se puede experimentar un dolor abdominal bastante desagradable.
ACIDEZ, UNO DE LOS PROBLEMAS DE ESTÓMAGO MÁS COMUNES
Más del 40% de españoles sufre problemas de acidez, una sensación de ardor que se siente en el pecho o en la garganta. Ocurre cuando la abertura que separa el esófago del estómago no está bien cerrada y permite que se cuelen los ácidos del estómago. Cuando se come en exceso o muy rápido, los niveles ácidos se desequilibran y hacen presión en el estómago generando ese molesto reflujo.
ESTREÑIMIENTO, HABITUAL EN CUALQUIER VIAJE
El estreñimiento es otro de los problemas más comunes en el verano, ya que el aparato digestivo es el primero que se resiente ante un cambio de rutina. También puede afectar el sedentarismo de las vacaciones, un cambio de dieta e incluso la deshidratación. Para evitarlo hay que intentar mantener los buenos hábitos en la medida de lo posible.
DIGESTIÓN PESADA
En España comer bien forma parte de nuestra cultura y es algo que nos encanta hacer especialmente en vacaciones. Por lo tanto, no es de extrañar que se presente molestias como pesadez de estómago, dolor abdominal, hinchazón, además de los mencionados problemas de acidez y gases. Lo recomendable es disfrutar de la comida pero con sensatez.
CORTE DE DIGESTIÓN
El corte de digestión es un problema con un nombre un poco engañoso. No tiene nada que ver con el proceso digestivo, sino con la temperatura. Se trata de un síncope que se puede producir cuando se produce un cambio brusco de temperatura, por ejemplo, al meternos en el agua de repente después de haber estado tomando el sol. El riesgo se incrementa si estamos haciendo la digestión porque todo el flujo sanguíneo está dirigido al aparato digestivo y hay menos sangre en el cerebro. Conclusión: hay que meterse en el agua poco a poco.
Como conclusión, para evitar esta serie de problemas de salud, hay que extremar la higiene y no tomar alimentos crudos fuera de casa, cuidar la alimentación incluso en vacaciones y llevar un botiquín con medicamentos o remedios naturales para aliviar los síntomas. Las infusiones o cápsulas de anís, hinojo, manzanilla o menta funcionan muy bien contra los gases. También se puede recurrir a la sal de frutas o al bicarbonato.