Si existe un elemento en el conjunto de las Fuerzas Armadas españolas con plena capacidad autónoma de intervenir en favor de los intereses de España en cualquier lugar del planeta es el Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota (GRUPFLOT), que tiene sede en la base naval de Rota (Cádiz).
Esta eficaz fuerza, que el pasado mes de junio fue el principal elemento de acción del ejercicio Flotex, el mayor de los que realiza la Armada española al año, tiene un nuevo Comandante. En concreto en la mañana del pasado 1 de agosto, y a bordo del buque anfibio “Juan Carlos I”, ha tomado posesión de su mando como Comandante Jefe del GRUPFLOT el contralmirante Gonzalo Villar, en el marco de una ceremonia presidida por el Almirante de la Flota, Eugenio Diaz del Río.
Tras este acto el contralmirante Gonzalo Villar asume la responsabilidad de mantener la espectacular capacidad que da, no solo a la Armada, sino al conjunto militar español, el GRUPFLOT. Estamos, como lo define oficialmente la Armada, ante el núcleo básico sobre el que se constituye la capacidad específica de proyección del poder naval sobre tierra, y supone la aportación fundamental de la Armada a la estrategia conjunta y combinada. Esta proyección se entiende como la capacidad de llevar la acción naval y su influencia sobre tierra a un escenario litoral y, generalmente, lejano.
Y es que el GRUPFLOT puede salir de su base de Rota y navegar hasta cualquier punto del planeta y realizar una intervención sobre dicho territorio, ya sea mediante las aeronaves que embarcan sus navíos, o lanzando desde éstos operaciones de fuerzas especiales o anfibias con efectivos de la Infantería de Marina española. Además para poner en marcha una de estas misiones no es necesario contar con el apoyo de terceros países, como sería el caso del despliegue de unidades aéreas o fuerzas terrestres, lo que da una magnifica autonomía de acción, en caso de ser necesaria, al Gobierno de España.
El GRUPFLOT encuadra los tres buques anfibios con los que cuenta la Institución, siendo el mayor de éstos el referido “Juan Carlos I” (JCI), que es además el buque insignia de la Armada española. A este polivalente navío a simple vista se le podría definir, dada su larga cubierta de vuelo corrida, como portaaviones, aunque su otra gran capacidad, la anfibia, le cataloga internacionalmente como Landing Helicopter Dock (LHD), además en su casco podemos ver que lleva pintada la designación de L61, correspondiendo la L a landing (desembarco).
Además del gigantesco JCI que, con sus 26.000 toneladas de desplazamiento y una eslora (largo) de 231 metros, es el mayor navío que ha tenido la Armada española hasta la fecha, el GRUPFLOT cuenta con los buques de asalto anfibio “Galicia” y “Castilla”. En este caso estamos ante unos buques más pequeños, pero que igualmente aportan una gran capacidad anfibia, dado que desde su gran cubierta de vuelo de popa operan helicópteros y desde su dique inundable salen y entran lanchas de desembarco del modelo español LCM-1E. Estos dos buques, que son fruto de un diseño conjunto financiado por España y los Países Bajos, fueron construidos a finales de la década de los noventa por parte de la empresa naval Izar (hoy Navantia), siendo entregados en 1998 y 2000, y tienen también un gran tamaño, ya que desplazan unas 13.000 toneladas y tienen una eslora de 160 metros. Los tres navíos tienen punto de atraque en la base naval de Rota, donde además también está el Cuartel General del GRUPFLOT, donde ya trabaja el contralmirante Gonzalo Villar, además de a bordo de dichos navíos, junto a su Estado Mayor como órgano de apoyo al Mando.
Además para completar las importantes capacidades del GRUPFLOT, el experimentado citado marino cuenta con el denominado Grupo Naval de Playa, que tiene base en el Arsenal de La Carraca (San Fernando-Cádiz). Este Grupo cuenta con una docena de las referidas lanchas de desembarco de medios mecanizados LCM-1E, designación que atiende a las siglas en inglés de Landing Craft Mechanized, un diseño también de Navantia. Estamos ante un material de gran capacidad de carga de hasta cerca de 60 toneladas y una superficie de 103 m², que incorpora, además del clásico portón de proa, otro a popa, lo que facilita la carga/descarga del material rodante. El éxito del diseño, visibilizado por la constante labor del Grupo Naval de Playa, hizo que este material se exportase a Australia, en total 12 unidades que usan sus dos LHD construidos por Navantia sobre la base del JCI. Está pendiente una posible venta de otras 4 a Turquía, que se emplearían en su futuro LHD, el “Anadolu”, que ha sido construido en Estambul sobre el referido diseño de la naval española.