En el contexto del brote actual de viruela del mono, el Consejo General de Enfermería (CGE) tacha de «inadmisible» el señalamiento que está recibiendo colectivo LGTBI+ e insiste en que, pese a que esta enfermedad necesita contacto estrecho para contagiarse, no se considera una infección de transmisión sexual.
«La viruela del mono puede contagiarse entre todas las personas y esto es algo que no podemos dejar de repetir», zanja la coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE, Guadalupe Fontán. «El colectivo LGTBI+ fue enormemente estigmatizado y rechazado hace 40 años con la aparición del VIH. No podemos permitir que vuelva a ocurrir algo parecido», añade.
En este sentido, ensalza la función de las enfermeras de educar y formar a la población para que conozcan la información disponible sobre las vías de transmisión y cómo detectar la enfermedad precozmente.
Tal y como revelan los datos, el 98 por ciento de los infectados son hombres, la mayoría del colectivo de hombres que tienen sexo con hombres, y el contagio se produce por contacto físico estrecho con el afectado, con piel que tenga lesiones o fluidos corporales, saliva y gotitas respiratorias. «Aunque no es una infección de transmisión sexual en el sentido tradicional, se puede adquirir por contacto físico cercano», ha incidido.
SÍNTOMAS, TRATAMIENTOS ANTIVIRALES Y VACUNACIÓN
Así las cosas, los síntomas son: la erupción cutánea (que puede ser una úlcera única), dolor perianal, llagas bucales y amigdalitis con dolor. Antes de la erupción, pueden darse fiebre, mialgia, dolor de cabeza, malestar, cansancio y adenopatías.
Desde el CGE se recuerda también que existen tratamientos antivirales y la vacunación. «Las personas con más factores de riesgo o que sean contactos estrechos de contagiados deben contactar con los profesionales sanitarios de referencia para conocer las posibilidades de ponerse la vacuna», subraya Fontán.
Asimismo, recalca que «el contagio se produce desde el inicio del exantema hasta la curación de las lesiones, un periodo que se puede alargar entre dos y cuatro semanas». En definitiva, las enfermeras instan a las administraciones a tener muy presentes las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, tales como la protección de personas vulnerables y la reducción del número de parejas sexuales, y mejorar el diagnóstico, rastreo y seguimiento de casos.