La ópera ‘Nabucco’ se ha despedido este viernes 22 de julio del Teatro Real en una noche histórica para el coliseo madrileño en la que se ha logrado el bises para el ‘Va pensiero’ en las 15 funciones celebradas, según han confirmado fuentes de la institución.
La pieza de Giuseppe Verdi regresó el pasado 5 de julio al Real 150 años después y lo hizo a lo grande, con el primer bis para el famoso coro de ‘Va pensiero’ después de arrancar por más de cinco minutos los aplausos del público del coliseo madrileño y algún ¡viva Verdi! desde la zona de butacas.
El Coro Titular del Teatro Real (Coro Intermezzo), creado en 2010, preparado, como siempre, por su director, Andrés Máspero, ha entonado durante 14 funciones el célebre Coro de los esclavos dando voz a los oprimidos, bajo la dirección musical de Nicola Luisotti, que está dirigiendo su séptimo título verdiano al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
La consecución de este bis a lo largo de todas las funciones no es empresa fácil ya que, tal y como comentan fuentes de la institución, el maestro Nicola Luisotti no accede a repetir la pieza antes de que los aplausos hayan ensordecido el auditorio como mínimo durante cuatro minutos.
Los bises para el ‘Va pensiero’ se producen en el tercer acto de la ópera, y el de la primera función se convirtió en el primero que hace el coro desde la reapertura del Teatro Real en 1997. Antes, Leo Nucci con ‘Rigoletto’ en el año 2009 inició una tradición que ha provocado bises en la última década de cantantes como Javier Camarena, Lisette Oropesa o Sondra Radvanovsky.
En ‘Nabucco’ el coro ocupa un papel primordial y, en concreto, en ‘Va pensiero’ se da voz a los oprimidos con el célebre Coro de los esclavos. En la primera función, el bis se hizo de rogar –la gente incluso golpeó con los pies el suelo para ampliar la petición al grito de ‘bis, bis’–, pero a la conclusión del segundo coro de los esclavos se escucharon varios ‘gracias’ de los espectadores.
‘Nabucco’ convirtió a Giuseppe Verdi en un héroe nacional inesperado gracias a la historia del pueblo judío oprimido frente al poderoso imperio babilónico, que en Italia la hicieron suya.
A priori, este libreto de un suceso histórico era un texto más, que incluso fue rechazado de primeras por Verdi –el compositor, que ni de lejos tenía la fama que alcanzó después de este estreno, no quería seguir escribiendo música tras una fuerte depresión por la muerte de su mujer–, pero el contexto del momento lo elevó prácticamente a revolución popular.
El hecho de que el día del estreno alguien entre el público terminase gritando ‘Libertad para Italia’ fue definitivo para el impulso nacionalista de esta obra. Y Verdi se erigió en el compositor del Risorgimento, alcanzando un éxito que no se veía desde la época de Rossini.