Cuidar un jardín puede mejorar la salud mental, incluso si nunca se ha sido jardinero antes. Eso al menos es lo que sugiere un nuevo informe desarrollado por la Universidad de Florida (Estados Unidos).
En su trabajo, publicado en la revista científica ‘PLOS ONE’, estos científicos han evidenciado que las actividades de jardinería reducían el estrés, la ansiedad y la depresión en mujeres sanas que asistían a clases de jardinería dos veces por semana. Ninguna de las participantes en el estudio había practicado la jardinería anteriormente.
«Estudios anteriores han demostrado que la jardinería puede ayudar a mejorar la salud mental de las personas que tienen condiciones o desafíos médicos existentes. Nuestro estudio demuestra que las personas sanas también pueden experimentar un aumento del bienestar mental a través de la jardinería», explica Charles Guy, investigador principal del estudio.
Hasta 32 de entre 26 y 49 años completaron el estudio. Todas ellas gozaban de buena salud, lo que para este experimento significaba la comprobación de factores como las enfermedades crónicas, el consumo de tabaco y el abuso de drogas, y la prescripción de medicamentos para la ansiedad o la depresión.
La mitad de los participantes fueron asignados a sesiones de jardinería y la otra mitad a sesiones de creación artística. Ambos grupos se reunían dos veces por semana durante un total de ocho veces. El grupo de arte sirvió como punto de comparación con el grupo de jardinería.
«Tanto la jardinería como las actividades artísticas implican aprendizaje, planificación, creatividad y movimiento físico, y ambas se utilizan de forma terapéutica en entornos médicos. Esto las hace más comparables, científicamente hablando, que, por ejemplo, la jardinería y los bolos o la jardinería y la lectura», detalla Guy.
En las sesiones de jardinería, las participantes aprendieron a comparar y sembrar semillas, a trasplantar diferentes tipos de plantas y a cosechar y probar plantas comestibles. En las sesiones de creación artística aprendieron técnicas como la fabricación de papel, el grabado, el dibujo y el collage.
Las participantes completaron una serie de test que medían la ansiedad, la depresión, el estrés y el estado de ánimo. Los investigadores descubrieron que los grupos de jardinería y de creación de arte experimentaron mejoras similares en su salud mental a lo largo del tiempo, y que las jardineras manifestaron un poco menos de ansiedad que los creadores de arte.
Dado el número relativamente pequeño de participantes y la duración del estudio, los investigadores pudieron demostrar lo que los médicos llamarían los efectos de dosificación de la jardinería, es decir, la cantidad de jardinería que alguien tiene que hacer para ver mejoras en la salud mental.
«Los estudios a mayor escala pueden revelar más sobre la correlación entre la jardinería y los cambios en la salud mental. Creemos que esta investigación es prometedora para el bienestar mental, las plantas en la asistencia sanitaria y la salud pública. Sería estupendo que otros investigadores utilizaran nuestro trabajo como base para ese tipo de estudios», remacha Guy.
Pero, ¿por qué nos hace sentir bien estar rodeados de plantas? La respuesta podría encontrarse en el importante papel de las plantas en la evolución humana y el surgimiento de la civilización, explican los autores del estudio. Es posible que, como especie, nos sintamos atraídos de forma innata por las plantas porque dependemos de ellas para alimentarnos, refugiarnos y otros medios de supervivencia.
Sean cuales sean las razones más profundas, muchos de los participantes en el estudio salieron del experimento con una pasión recién descubierta. «Al final del experimento, muchos de los participantes decían no sólo lo mucho que habían disfrutado de las sesiones, sino también que pensaban seguir cultivando el jardín», concluye Guy.