El Papa ha dedicado su misa matutina celebrada en su residencia en el Vaticano a los que trabajan en la Cruz Roja y en la Media Luna Roja que este viernes celebran su Día Mundial y ha agradecido su labor que «tanto bien» hace.
«Hoy es el Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Rezamos por las personas que trabajan en estas dignas instituciones: que el Señor bendiga su trabajo que hace tanto bien», ha señalado el Santo Padre.
En la homilía, Francisco ha comentado el Evangelio del día en el que Jesús dice a sus discípulos: ‘No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. (…) Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes’.
Así, el Pontífice ha destacado que el Señor siempre consuela en la cercanía, en la verdad y en la esperanza: «El Señor consuela a sus discípulos y aquí vemos cuál es la forma de Jesús de consolarlos. Tenemos muchas maneras de consolar, desde las más auténticas, desde las más cercanas hasta las más formales, como esos telegramas de condolencia: ‘Profundamente apenado por…’. No consuela a nadie, es una ficción, es el consuelo de la formalidad. Pero, ¿cómo consuela al Señor? Es importante saberlo, porque también nosotros, cuando tengamos que pasar por momentos de tristeza en nuestras vidas debemos aprender a percibir cuál es el verdadero consuelo del Señor».
Francisco ha observado de este modo que Dios «consuela en la cercanía» y «no usa palabras vacías, al contrario: prefiere el silencio». «No dice cosas formales que son mentiras: ‘No, no te preocupes, todo pasará, no sucederá nada, pasará, las cosas pasarán…’. No. Dice la verdad. No oculta la verdad. Porque Él mismo en este pasaje dice: ‘Yo soy la verdad’. Y la verdad es: ‘Me voy’, es decir, ‘moriré’. Nos enfrentamos a la muerte. Es la verdad. Y lo dice de forma sencilla y también con mansedumbre, sin herir: estamos ante la muerte. No oculta la verdad», ha dicho finalmente.