La legislatura pende de un hilo después de su último movimiento. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha acercado a la lideresa de Ciudadanos, Inés Arrimadas, para garantizar la prórroga del estado de alarma. Una decisión que ha sido forzada por el mismo partido que ahora amenaza a Sánchez de forma velada con no apoyarle en lo que queda de legislatura: Esquerra Republicana. El líder de ERC, Oriol Junqueras, ha avisado al presidente del Ejecutivo en una entrevista por escrito con Radio 4 de que tiene que elegir: o Ciudadanos o los independentistas. Y sin los nacionalistas, no se podrán aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) que darán marco a la continuidad del presidente.
Para Junqueras es «intolerable» la «recentralización» de España. Es evidente que el golpe más duro que ha dado Sánchez a los independentistas es apropiarse de sus competencias amparándose en el estado de alarma. Y ahora que parece que los datos de infectados acompañan la idea de iniciar la desescalada, hay muchas comunidades autónomas que no entienden por qué el estado de alarma debe seguir vigente. Aunque Sánchez avisa que, precisamente, el plan de desescalada se podrá llevar a cabo tan solo son el estado de alarma vigente.
El giro de Sánchez implica que tendrá el control de las competencias autonómicas por 15 días más y que podrá orquestar, al menos, las primeras fases de la desescalada. Sin embargo, todo parece indicar que no habrá más prórrogas, ya que su otro socio nacionalista de Gobierno, el PNV, también ha advertido al presidente de que no apoyarán una nueva prórroga. «Hemos llegado al límite de este instrumento», ha avisado este miércoles el líder del Partido Nacionalista Vasco, Andoni Ortuzar.
El acercamiento a Ciudadanos no ha gustado tampoco a sectores de Unidas Podemos, pero tragarán siempre que su líder, el vicepresidente Pablo Iglesias, siga teniendo un papel relevante dentro del Gobierno. Sin embargo, el giro de Sánchez puede llevarle a cambiar los 20 diputados que suman ERC y PNV (sin contar los 5 de EH Bildu o los 8 de Junts per Catalunya) por los 10 de Ciudadanos. Mal negocio, si se pretende dar continuidad a la legislatura aprobando unos nuevos presupuestos.
El acercamiento a Ciudadanos ha sido una jugada arriesgada. Por tan solo 15 días más de prórroga, el presidente ha puesto en juego toda la legislatura. Sánchez intentó que sus socios le siguieran apoyando, pero incluso tras regar con 18.000 millones de euros las autonomías, ha pedido el frágil respaldo de ERC y de los otros partidos nacionalistas y ha puesto en riesgo la aprobación de los Presupuestos Generales.
Sánchez deberá encontrar la forma de llevar a cabo su plan de desescalada sin el estado de alarma. Tendrá que buscar, como dijo Junqueras, medidas «no tan excepcionales ni tan radicales». Eso pasa por buscar alternativas que le quitarán de sus manos el control absoluto que ahora tiene sobre la política de España. Y eso pasa porque no podrá llevar adelante medidas de efecto enmascaradas en ayudas económicas a muchos.
Inés Arrimadas también ha visto cómo muchos dentro del partido recelaban de su decisión. Ciudadanos ha apoyado una prórroga más del estado de alarma a cambio de pocas cosas. Unos dicen que es sentido de Estado y otros simplemente una forma de convertir a Ciudadanos en un partido relevante a nivel institucional. Arrimadas se ha conformado con una reunión semanal y con que se tenga en cuenta a las comunidades autónomas, pero poco más.
Algunos dirigentes de la formación han abandonado el barco tras la decisión de Inés. Juan Carlos Girauta es el más conocido de ellos, pero también hay una exdiputada. Aún se guarda silencio y hay incertidumbre sobre qué ocurrirá a finales de mayo, cuando Sánchez vuelva a intentar prorrogar el estado de alarma. Pero la mayoría de los comentarios auguran que se quedará a las puertas y que el presidente del Gobierno buscará alguna otra alternativa. El PP, por lo pronto, se ha abstenido, pero ya ha dejado clara su oposición a que se renueve el estado de alarma