El Papa ha denunciado la explotación de los trabajadores temporeros, en su mayoría inmigrantes irregulares, para los que pide «dignidad» al tiempo que ha propuesto convertir la crisis provocada por la pandemia de coronavirus en una oportunidad para mejorar la condiciones laborales de la sociedad.
«Me llama la atención la de los trabajadores agrícolas, incluidos muchos inmigrantes, que trabajan en el campo italiano. Desafortunadamente, muchas veces son duramente explotados», ha lamentado el pontífice durante la audiencia general de este miércoles que por las disposiciones de confinamiento ha celebrado en el Palacio Apostólico del Vaticano sin fieles.
Francisco ha explicado que el pasado 1 de mayo, Día del Trabajador, había recibido varios mensajes de representantes del mundo del trabajo sobre los problemas y los desafíos que deben encarar durante la pandemia. Así ha manifestado: «Es cierto que todos están viviendo una crisis, pero siempre se debe respetar la dignidad de las personas. Así que agradezco el llamamiento de estos trabajadores y de todos los trabajadores explotados, e invito a hacer de la crisis una ocasión para volver a poner en el centro la dignidad de la persona y del trabajo».
El Papa ha hecho estas declaraciones en un momento en el que el Gobierno italiano ha preparado una serie de medidas para hacer frente a la carencia de mano de obra que sufre el campo italiano debido a la crisis del coronavirus que pasa por la regularización de miles de inmigrantes presentes en el país en condiciones irregulares.
El pontífice ha centrado las reflexiones sobre la catequesis en la importancia de la oración. Así, ha afirmado: «En estos momentos difíciles en los que vivimos, es importante descubrir la oración en nuestra vida». Por ello ha concluido que la oración es «el grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios». «Nace de la fe. Bartimeo nos enseña cómo rezar: con humildad y perseverancia. Confiando en el Señor y abandonándonos a su misericordia», ha dicho finalmente.