Las gasolineras se frotan las manos. La partida del Gobierno que pretende ayudar al consumidor se ha convertido en una subvención directa para las estaciones de servicio. Los datos oficiales hablan de que las gasolineras, de media, están ganando un 70% más que el mismo mes del año anterior. Antes de que se aplicara el descuento de 0,20 euros por litro, el carburante rondaba 1,80 euros el litro. Un mes después, el precio se disparó hasta comerse la ayuda. Ahora, la vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño ha sido la elegida para anunciar que el Ejecutivo sopesa aumentar esa «ayudita» en 0,10 euros más. Y claro, las gasolineras ya se frotan las manos porque lo que no pretenden es asumir esas pérdidas.
“Lo que vamos a hacer es analizar si hay que hacer nuevas modificaciones o cambios para garantizar que esas medidas sean lo más eficaces posibles” para ayudar al consumidor, ha asegurado la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. La idea es imponer “alguna modificación para garantizar la mayor eficacia posible”. Pero claro, algunos economistas y expertos están seguros y convencidos de que la consecuencia directa de aplicar este nuevo descuento, que será de 0,30 euros por litro, será que la gasolina y el diésel suban de media exactamente la misma medida y un poquito más.
Que las estaciones de servicio tienen la sartén por el mango es una realidad que nadie discute. Tampoco que las gasolineras es un negocio con fecha de caducidad dada la prohibición para 2035 de la presencia de coches de combustión. Todo esto ha llevado a pensar a los expertos que están presionando para hacer el agosto con el bolsillo de los españoles ahora que la mayoría tienen coches de gasolina o diésel. El problema es que el Gobierno está «sin ideas» porque cualquier medida que tomen será absorbida por las cuentas de las estaciones de servicio. Ya han ganado, según los datos oficiales, un 70% más de media que el año anterior. Y nada parece indicar que quieran romper esa racha al alza.
La idea de bajar los impuestos al carburante tampoco está encima de la mesa
La idea de bajar los impuestos al carburante tampoco está encima de la mesa. El Gobierno entiende que renunciar a parte de ese 52% que pesa sobre el litro de gasolina sería «regalárselo» a las gasolineras porque básicamente harían lo mismo que están haciendo con el carburante y la ayuda de 20 céntimos. El Ejecutivo está contento con el aumento de recaudación y prefiere tener todo ese dinero en sus arcas para luego devolver lo que considere. Bajar los impuestos restaría esos ingresos para que se los quedaran después las estaciones de servicio. Las gasolineras tienen claro que no van a asumir pérdidas de ninguna clase. Hay que morir matando y en ello están.
Con las ofertas de algunas estaciones de servicio, la ayuda al carburante podría llegar, si es que Calviño cumple su palabra y aplica ese extra de 0,10 euros el litro, a los 40 céntimos. Ahora, que de media la gasolina 95 ronda los 2,15 euros, estaríamos hablando de que se quedaría el litro de combustible a 1,75 euros. Sea como sea, es evidente que esta situación ha venido para quedarse y nadie parece que tenga intención de asumir los costes. Pero en ciernes está la posible huelga de transportistas que asoma el día 30 de junio.
Llenar el depósito es más caro que nunca y no parece que nadie tenga ideas para contener el alza del precio que ya sacude con fuerza a los mileuristas. Tampoco recurrir a los coches eléctricos parece una solución dado que la mayoría de los concesionarios tienen limitado el acceso a los nuevos modelos. Por no hablar de los 40.000 euros de media que cuesta comprarse un nuevo coche eléctrico.