El codirector del Instituto de Salud y Estrategias (SI-Health), Rafael Bengoa, ha advertido de que el modelo asistencial de Atención Primaria «sigue empantanado en un ciclo vicioso incompatible con las necesidades demográficas y de cronicidad de la sociedad española». En su opinión, este problema no es estructural, sino que se puede cambiar. «Sabemos hacia qué modelo asistencial se debe migrar y qué herramientas usar», según el asesor internacional en políticas de salud. Considera además que la Atención Primaria y sus profesionales «son una enorme fuerza institucional».
En ese contexto, el experto cree que es necesario «que el ámbito decisional y político en España reconozca que se puede conseguir mucho más a través de alianzas con los profesionales de la salud que por medio de dictados».
Del mismo modo, Bengoa ha señalado durante el congreso nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) que no se pueden conseguir mejoras «desde afuera», por ejemplo, en materia de calidad y seguridad clínica y que, «para avanzar, es necesario no solo reinvertir en Atención Primaria, sino permitir a los profesionales que la componen mayor margen de maniobra para innovar localmente en cuestiones de organización y gestión».
CIFRAS DE LA CRONICIDAD EN ESPAÑA
La evaluación de la Estrategia del Abordaje de la Cronicidad realizada en 2019 estima que el 34 por ciento de la población española presenta al menos un problema crónico, porcentaje que alcanza el 77,6 por ciento en las personas de 65 y más años.
Según los últimos datos que se disponen de la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP) del Ministerio de Sanidad, correspondientes a 2019, en España había un total de 18.002.401 personas con problemas de salud crónicos. Estas cifras previsiblemente han empeorado a día de hoy por los efectos de la crisis sanitaria creada por el coronavirus en España, según el responsable del Grupo de Trabajo de Cronicidad de la SEMG, el doctor Francisco José Sáez.
Del mismo modo, según el doctor Sáez, hay que tener en cuenta otros aspectos que, en épocas normales, incrementan la cronicidad, como son el aumento de la esperanza de vida, las mejoras en la calidad y equidad de la atención sanitaria, los mejores estilos de vida y el envejecimiento poblacional.
Desde el Grupo de Trabajo de Cronicidad de la SEMG consideran que «debe darse a la atención a la cronicidad un reconocimiento estructural propio, más allá del modelo de Atención Primaria y Atención Hospitalaria, abordando todas las enfermedades crónicas, con independencia de la edad del paciente».
Para conseguirlo, «debe realizarse una financiación por encima del concepto actual de dependencia de los indicadores de actividad, ajustándose a las necesidades de las personas de acuerdo con sistemas predictivos de estratificación de la población y no al gasto histórico de los centros», según Sáez.
Del mismo modo, la SEMG apuesta por que los pacientes crónicos «participen en las decisiones que les atañen y su empoderamiento se incorpore a las actuaciones organizativas y asistenciales, como una actividad de forma estructurada y regulada, con especial esfuerzo en la prevención y el autocuidado».