La ministra de Justicia, Pilar Llop, podría tener los días contados. La inminente crisis de Gobierno que vendrá de la mano de los malos resultados del PSOE en las elecciones de Andalucía se llevará la cabeza de más de un ministro. La ministra de Defensa, Margarita Robles, es una de ellos, pero el nombre de Pilar Llop se ha puesto encima de la mesa de los despachos de Moncloa. Echarla calmaría los ánimos entre los funcionarios de Justicia, muy molestos con la falta de trabajo de Pilar Llop, y dejaría vía libre a la ministra para que se dedicase a esa promesa que le hizo Sánchez: la candidatura para la Comunidad de Madrid. La salida de Pilar Llop, sin embargo, deja otra incógnita que se solventa con otros dos nombres. ¿Quién sustituirá a la titular de Justicia como ministros? Algunas voces internas entienden que será Antonio Julián Rodríguez Esquerdo, secretario de Estado de Justicia. Pero desde Ferraz comienzan a dar alas a otro socialista que goza también de galones: el diputado: Paco Aranda.
Pese a que la renovación del Consejo General del Poder Judicial está estancada, lo cierto es que la Justicia se mueve, pero para remar en contra de la ministra. El PSOE prepara una crisis de Gobierno para responder a la anunciada debacle de las elecciones Andaluzas. A no ser que ocurra el milagro, el Ejecutivo presentará una crisis para lavarse la cara y varias caras dejarán de aparecer con tanta asiduidad en los medios de comunicación. Robles es la que más papeletas tiene para salir, pero hay otros ministros que tienen altas probabilidades de dejar la casa este verano, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presente la crisis de Gobierno.
Sobre los sustitutos de Pilar Llop, hay dos vías. La primera, la de Antonio Julián Rodríguez Esquerdo, actual secretario de Estado de Justicia. Quienes le conocen en tienden que si llega a ministro será por la falta de ideas de los socialistas en buscar un sustituto y porque es un viejo conocido de la casa. Aún así, si se trata de lavar la cara al ministerio y de agilizar las relaciones con el Consejo General del Poder Judicial, puede que el secretario de Estado no sea la persona adecuada. En Moncloa son conscientes de que mantener a Esquerdo sería «más de lo mismo», por lo que ya sopesan otras alternativas que parecen entusiasmar más al Gobierno.
La salida de Juan Carlos Campo fue en cierto modo injustificada y achacada a esos «impulsos» faltos de empatía del presidente del Gobierno
La salida de Juan Carlos Campo fue en cierto modo injustificada y achacada a esos «impulsos» faltos de empatía del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero si fue capaz de sacar a un buen ministro bien recordado por todos en el PSOE, qué no será capaz de hacer con Pilar Llop. La vía que sí ilusiona en el partido y que convence al partido es la de colocar a Francisco Aranda como nuevo ministro para agilizar los trámites. Es cierto que le faltan algunas cualidades que Sánchez suele buscar entre sus ministros y ministras, pero lo cierto es que suena con fuerza para ocupar el Ministerio de Justicia. Paco Aranda tiene buenos amigos en el entorno de Sánchez y tiene galones para sustituir a Pilar Llop.
La salida de la ministra de Justicia cuadra perfectamente con los planes del PSOE. Da el golpe de efecto necesario para limpiar conciencias tras la debacle de las elecciones de Andalucía, elimina de raíz un problema que se ha enquistado debido a la inacción de la ministra para todas las tareas que le competen y le deja vía libre para que prepare su candidatura a la Comunidad de Madrid, la única obsesión que recorre el despacho de Pilar Llop y la razón por la que solo habla ante los medios de violencia de género y de feminismo.
Francisco Aranda es un diputado socialista bien relacionado. Pero sobretodo es un socialista que no reconoce nadie. Este último punto es el que más gusta en el partido. Que hayan confiado en él para gestionar algunos asuntos sensibles relacionados con la Justicia habla de las pretensiones del PSOE con él, pero de momento, como todo político, está obsesionado por mantenerse en la sombra para que nadie chafe su futuro político. Paco Aranda ha sido vocal en la comisión de Defensa, de Interior y de Política Territorial, pero en los últimos años se ha dedicado a otras cuestiones que le han servido para que su nombre salpique las quinielas de los nuevos ministros.
Si se queda Esquerdo, será por dejadez del Gobierno. Si nombran a Aranda, lo harán sin dejarle montar un equipo desde cero. La idea es cambiar la imagen de los ministros de cara a la galería y de cara sobretodo a las elecciones municipales y autonómicas. Echar a Pilar Llop es un clamor que ha ganado fuerza en estos últimos meses porque el cambio de Campo a Pilar Llop ha evidenciado que no se tomó una decisión adecuada.