En China, hay cada vez más barrios y zonas de Pekín confinadas para frenar la ola de contagios que se ha disparado en la capital. Se trata de una estricta medida sanitaria que ya se ha aplicado en Shanghai, donde ha provocado un gran rechazo social. Contra la variante ómicron, Pekín impone restricciones nunca vistas en la capital durante toda la pandemia, como cerrar más de 60 estaciones de metro, cancelar 200 líneas de autobús o prohibir comer en los restaurantes, ni siquiera en la terraza. Como solo se puede servir comida a domicilio, una de las pocas actividades que se ve es la de los repartidores, que tienen que hacerse una PCR y un test de antígenos diario para moverse por toda la ciudad.