Las personas con estrés laboral tienen más probabilidades de ser hospitalizadas por enfermedad arterial periférica, según una nueva investigación publicada en la revista ‘Journal of the American Heart Association’, editada por la Asociación Americana del Corazón.
La enfermedad arterial periférica (EAP) es una patología cardiovascular que se produce cuando el colesterol u otras sustancias grasas de la sangre se acumulan en los vasos sanguíneos alejados del corazón, normalmente en las piernas, impidiendo el flujo sanguíneo. Los síntomas suelen incluir dolor en las piernas al caminar. Si no se trata, aumenta la probabilidad de que se produzcan enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
En todo el mundo, la enfermedad arterial periférica afecta a más de 200 millones de personas. A pesar de la considerable carga que supone la esta patología, las pruebas sobre los factores de riesgo específicos de esta enfermedad, incluidos los posibles objetivos preventivos primarios, son escasas, según los investigadores.
El estrés relacionado con el trabajo se refiere a la tensión psicológica y social en el trabajo, a menudo debido a las altas expectativas combinadas con niveles más bajos de control personal. Estudios anteriores han relacionado el estrés laboral con otras formas de enfermedad aterosclerótica; sin embargo, pocos han analizado específicamente sus efectos sobre la enfermedad arterial periférica. Este estudio se centró en la relación entre el estrés relacionado con el trabajo y el tratamiento hospitalario para la enfermedad arterial periférica.
Los investigadores evaluaron los registros de 139.000 hombres y mujeres (36,4% hombres; la edad promedio de los participantes del estudio oscila entre 39 y 49 años) que participaron en 11 estudios separados de 1985 a 2008 en Finlandia, Suecia, Dinamarca y Reino Unido. Los participantes incluidos en el análisis no tenían antecedentes de enfermedad arterial periférica cuando comenzaron los respectivos estudios. La información individual de cada participante incluía edad, sexo, IMC, fumador o no fumador, consumo de alcohol, nivel de actividad física, estado de diabetes, posición socioeconómica, datos sobre hospitalizaciones y el cuestionario sobre el estrés relacionado con el trabajo.
Durante un promedio de 12,8 años de seguimiento, 667 personas (0,2 a 1,8% de los participantes) fueron hospitalizadas por enfermedad arterial periférica. Los investigadores descubrieron que las personas con estrés relacionado con el trabajo tenían 1,4 veces más probabilidades que las que no lo padecían de tener un registro de enfermedad arterial periférica en el registro de hospitalización, después de ajustar las variables de edad, sexo y estilo de vida.
«Nuestros hallazgos sugieren que el estrés relacionado con el trabajo podría ser un factor de riesgo para la enfermedad arterial periférica de forma similar a como lo es para la enfermedad cardiaca y el accidente cerebrovascular», explica la autora principal del estudio, Katriina Heikkilä, investigadora principal del Instituto Karolinska (Suecia).
El estrés está asociado con un aumento de la inflamación y con mayores niveles de glucosa en la sangre. Por lo tanto, aunque hay pruebas limitadas que vinculan el estrés relacionado con el trabajo con las enfermedades cardíacas, el estrés podría estar contribuyendo a las complicaciones y exacerbaciones de la enfermedad arterial periférica.
Los investigadores midieron el estrés relacionado con el trabajo basándose en las calificaciones de los participantes de las declaraciones para describir los aspectos psicosociales de su trabajo. Esta información se comparó con los registros de hospitalizaciones por enfermedad arterial periférica a lo largo de casi 13 años de registros hospitalarios.
En general, casi una cuarta parte de los participantes sin hospitalización previa por enfermedad arterial periférica informaron de estrés relacionado con el trabajo al comienzo de los 11 estudios. Los investigadores observaron un mayor riesgo entre los hombres, los que tenían una posición socioeconómica elevada y los fumadores, pero señalaron que ese análisis de subgrupos se veía limitado por el pequeño número de personas con arteriopatía periférica.