El 28 de abril está muy cerca. El partido socialista es consciente de la situación y ha querido eliminar de su vocabulario todo asunto polémico, sobre todo que incida en el bolsillo o el empleo. Por eso, su famoso impuesto al diésel, así como la prohibición de venta de vehículos con este tipo de motor, no surge en boca de ningún miembro del partido, y en el programa electoral viene camuflado bajo una retórica ambiental.
Aunque no se trata de algo repentino. Desde que los Presupuestos Generales (PGE) fuesen tumbados en el Congreso, la única posibilidad de añadir un gravamen tributario al diésel pasaba por el real decreto. Pero ante la inminencia de las elecciones generales, desde PSOE han decidido secuestrar el debate. Asimismo, los tiempos en cuento al final de venta de este tipo de coches, que venía recogido en la Ley de Cambio Climático, también ha quedado paralizado por la cita electoral.
Ambas medidas chocaban frontalmente contra intereses muy concretos. Por un lado, el impuesto, repercute de manera directa en los millones de vehículos que tienen este motor. Por otro, en cuanto a la venta de coches, se trata de una industria que, además, no está pasando por su mejor momento. Así pues, el PSOE ha decidido con cierto descaro que no era turno para hablar de estas cosas. Mejor que fluya el proceso electoral y retomarlas más adelante. El objetivo es claro: que nadie se soliviante con impuestos al alza de un bien muy utilizado como el vehículo.
Así, en el programa electoral bajo el lema ‘110 compromisos con la España que quieres’, el PSOE hace un guiño a este impuesto con una fórmula un tanto extraña. Asegura que llevarán a cabo un “impulso a la fiscalidad ambiental que desincentive la contaminación y favorezca la transición ecológica”. Se entiende que esto hace referencia a los carburantes basados en petróleo en favor de los coches híbridos, eléctricos o, en general, alternativas menos contaminantes. Pero ni una sola mención concreta al diésel.
Del mismo modo, aunque eso ya lo tienen reflejado en la Ley de Cambio Climático, la prohibición de vender coches diésel pasado 2040, tampoco tiene un espacio concreto en el programa. Quizá se trata de no molestar al sector de la automoción.
EL PARTIDO POPULAR ES MÁS CONCISO
Por lo que respecta a la formación liderada por Pablo Casado, el debate le viene como anillo al dedo. Primero porque contrapone su idea a la del PSOE; y segundo porque ellos, evidente, abogan por una fiscalidad más laxa en todos los ámbitos que puedan.
Así, dejan constancia de manera muy clara en su programa electoral. “Impulsaremos una fiscalidad que promueva la renovación del parque móvil. Eliminaremos las restricciones indiscriminadas a los vehículos diésel”.
El Partido Popular se posiciona frente al PSOE, y lo tiene muy claro: no habrá impuestazo
De hecho, el propio Casado ha hecho referencia a este sector el pasado fin de semana. En concreto, ha querido dejar claro su compromiso con el sector del automóvil durante la visita que realizó a la factoría de Renault en Villamuriel de Cerrato, asegurando que su partido «no suprimirá el diésel» ya que se trata de un sector que representa el 10% del PIB y da empleo a más de 200.000 personas. En el caso de Castilla y León, indicó que se trata de “uno de los principales pulmones de crecimiento económico”. Destacando que a día de hoy cualquier vehículo diésel contamina seis veces menos que uno de gasolina de hace 10 años.
Según Casado, desde que Pedro Sánchez ha llegado al gobierno se han producido noticias preocupantes para la industria del motor, que se enfrenta a incertidumbre por anuncios como el impuesto al diésel o prohibiciones e incluso desaparición de este tipo de vehículos. Por ello ha asegurado que van a poner en marcha un plan de recarga total para facilitar la transición ecológica, una fiscalidad más beneficiosa para los vehículos eficientes, la apuesta por la FP dual para este sector y de los convenios laborales que tantos baneficios han dado dentro de la reforma laboral, así como la apuesta por la innovación, la investigación y el desarrollo.
UN DEBATE A RECUPERAR
No obstante, pese al secuestro que ha protagonizado esta campaña el PSOE sobre el diésel, la realidad es que será un debate que deberá afrontar si Pedro Sánchez se mantiene en La Moncloa. Primero porque la llegada de los vehículos eléctricos está siendo más lenta de lo esperado; y segundo, porque la incertidumbre para el sector del motor no puede mantener durante los próximos años.
Además, miles de personas al año renuevan sus coches, y ahora mismo no tienen la certeza de exista una política clara en el sector de la automoción. Y menos cuando uno de los partidos principales secuestra el debate para que no entre en conflicto con la campaña electoral.