El ambiente en el CNI no es cordial con el Gobierno en estos momentos. Es cierto que el Gobierno no tenía el control total de lo que ocurría en el Centro Nacional de Inteligencia y las investigaciones realizadas por los agentes en referencia a los independentistas, incluidas las escuchas a los líderes del procés. Moncloa ha hecho balance y desde el Ejecutivo entienden que es «capital» contar con el apoyo de ERC y EH Bildu de cara al futuro, pero saben que los ánimos entre los independentistas están muy caldeados por las escuchas con el software espía Pegasus y han decidido actuar con más concesiones. Poco importa ya si el Ejecutivo tenía el control o no del caso Pegasus, porque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha optado por deteriorar el prestigio del CNI con tal de salvar los muebles y tener el apoyo de los separatistas y nacionalistas vascos de cara al futuro. Y entretanto, el malestar en el CNI se ha disparado.
El Gobierno ha ofrecido off the record «garantías» al CNI para evitar que el enfado interno crezca en los servicios de Inteligencia españoles. Los interlocutores de Pedro Sánchez han prometido a integrantes del Centro Nacional de Inteligencia que los puestos en la comisión de secretos oficiales que ofrecerá a EH Bildu y a ERC son «decorativos» y que no tendrán ninguna capacidad operativa para interferir en los asuntos de Inteligencia. Pero esto son palabras vacías para una institución que se siente señalada y deteriorada por las acciones del Gobierno. No solo han dado la espalda a una institución fundamental para el país, sino que la han humillado dando alas a las pretensiones de los nacionalistas.
El balance que ha hecho Moncloa es simple. Prefieren sacrificar fichas y apoyos internos en el CNI antes que alimentar más el descontento de los independentistas y nacionalistas vascos. Lo que implican estas nuevas informaciones filtradas por el centro canadiense Citizen Lab es que mientras Sánchez mantenía conversaciones con ERC o incluso Junts per Catalunya, el CNI mantenía activas las escuchas a esos independentistas que aseguraron que volvería a cometer el mismo delito que llevó a más de uno a prisión. Esto es «inaceptable» para los separatistas hasta el punto que se plantean abandonar esos apoyos puntuales que ofrecían al Gobierno. Y Sánchez, para salvar los muebles, ha recurrido a su delfín Félix Bolaños para que le solucione la papeleta. La primera medida anotada por el ministro de Presidencia de Gobierno es precisamente la de implementar controles internos en el CNI y anunciar una investigación interna. Pero al mismo tiempo ha prometido a los servicios de Inteligencia que todo lo que hagan de cara a la galería no tiene ningún valor real. Pero el deterioro de la imagen del CNI sí que es una realidad.
Esto ha sido recibido en el CNI como una humillación y un desprestigio que no se esperaban por parte del Ejecutivo. La decisión de Sánchez de recurrir a Bolaños para anunciar controles internos en los servicios de Inteligencia españoles y el anuncio de que se abrirá una investigación interna para aclarar lo ocurrido es simplemente una forma del Gobierno de empañar el prestigio del CNI, tal y como lo ven en este conocido departamento. La idea inicial es la de echar balones fuera y culpar exclusivamente a los servicios de Inteligencia por el uso de Pegasus.
Que Sánchez opte por lo que más le conviene a nivel electoral no es nuevo, pero sí lo es que haya conseguido ponerse en contra a los servicios de Inteligencia españoles. Los pasos han sido sencillos. El CNI cumplió su cometido siempre amparado en la legalidad. Investigó y vigiló a unos delincuentes que aseguraron que volverían a cometer el mismo delito por el que fueron condenados por el Tribunal Supremo. El juez encargado de aprobar estas operaciones, Pablo Lucas Murillo de la Cueva, es un «adicto» a la rigurosidad y a la legalidad, según fuentes consultadas. Pero el problema es que el Gobierno no se enteró del todo de lo que ocurría bajo sus pies. Por no hablar de que, tras filtrarse, se ha visto de nuevo enfrentado a sus socios de Gobierno.
La obsesión de Pedro Sánchez es la de recomponer las relaciones con ERC y EH Bildu porque sabe cómo se mueven las encuestas y es consciente de que pase lo que pase les necesitará para gobernar. Si quiere una investidura, sabe que necesitará el apoyo de los independentistas y de los separatistas vascos.
La decisión de incluir a EH Bildu y a ERC en la comisión de secretos oficiales añadido al anuncio de una investigación interna para aclarar lo ocurrido con el software espía Pegasus es simplemente una forma de decir a los separatistas que ellos tienen el control. El Gobierno no tenía mano sobre los movimientos que hicieron los servicios de Inteligencia españoles porque, entre otras cosas, estas escuchas empezaron bajo el mandato de Mariano Rajoy. Pese a que luego se mantuvieron las investigaciones y las escuchas telefónicas, Sánchez quiere vender que él no sabía nada de lo ocurrido, algo que es cierto a medias. Ahora quieren reencauzar la relación con los independentistas, pero estos exigirán más control y sobretodo más mano en muchas cuestiones de Estado.
A nivel interno, tanto Margarita Robles, ministra de Defensa, como Paz Esteban López, directora del CNI, están señaladas precisamente por no tener «controlados» a los agentes de Inteligencia. El que Bolaños haya irrumpido como un elefante en una cacharrería en el CNI es simplemente un síntoma de que Sánchez está descontento con la actuación de Robles y Esteban López. Esto es así no solo porque lo hayan escenificado en público con el daño colateral de desprestigiar las actuaciones del CNI, sino porque fuentes del Gobierno así lo confirman.
BOFETADA A LA JUSTICIA EN EL CULO DEL CNI
Hay un daño colateral que el Gobierno tampoco ha medido y que diferentes fuentes solventes bien relacionadas con el CNI y con la Justicia acreditan. Las acciones de los servicios de Inteligencia españoles están siempre sujetas a autorizaciones judiciales. En este caso, el magistrado del Supremo encargado de concederlas es Pablo Lucas. Y no hay una sola voz entre los jueces que no reconozca la extrema profesionalidad y rigurosidad del juez.
Cuando deslizan con timidez y de forma muy consciente desde el Gobierno que el CNI actuó «por su cuenta y riesgo» en estas cuestiones o cuando simplemente dudan de la integridad de los servicios de Inteligencia españoles también dudan del buen hacer de este magistrado. En este caso, todas las publicaciones que ponen sobre la mesa dudas sobre cómo se actuó a la hora de escuchar a los separatistas, también se ponen sobre esa misma mesa dudas sobre si el juez actuó conforme a la ley. Y entre los magistrados el malestar también está disparado. El Gobierno ha sido capaz de ponerse en contra de un plumazo tanto a los jueces como a agentes de Inteligencia con tal de contentar a las formaciones nacionalistas. Pocos dan crédito.
¿QUÉ ES PEGASUS?
Aunque se llame igual que el helicóptero que te persigue por la carretera, no tiene nada que ver. Cuando hablamos de este programa, hablamos de un carísimo software espía, también conocido como spyware desarrollado por la compañía israelí NSO Group que, supuestamente, solo trabaja a petición de Gobiernos o de fuerzas de seguridad, vamos, de Ejecutivos legítimos que necesiten utilizarlo. Es básicamente algo similar a un virus informático de toda la vida, solo que tiene algunas diferencias notables. La primera y más importante es que no es necesario abrir ningún archivo para poder infectar un dispositivo, ya sea un ordenador o un teléfono móvil, como es el caso de los separatistas investigados. Sirve tanto para iPhone como para Android y se infecta con una facilidad interesante para cualquier servicio de Inteligencia. Su ejecución es totalmente invisible, es decir, no necesita intervención de la víctima para su instalación y tampoco se puede rastrear.