Ahora que la emergencia sanitaria no es tan grave como hace mes y medio, los albergues abiertos temporalmente para personas sin techo están a punto de echar el cierre. En concreto, los centros de acogida improvisados por la Comunidad de Madrid en uno de los pabellones de Ifema y en el polideportivo Juan Antonio Samaranch, plantean cerrar el próximo 30 de mayo.
Al principio del estado de alarma, los positivos por covid-19 se contaban por miles al día. Mes y medio después, la situación es algo distinta. A día de hoy seguimos contabilizando un número elevado de contagios, 1.309 en las últimas 24 horas, habiendo alcanzado los 213.435 casos totales diagnosticados. En referencia al día anterior, la cifra ha disminuido notablemente, siendo de 2.144 nuevos positivos en el día de ayer.
Estas cifras auguran que algo estamos haciendo bien, hace justo un mes, se registraba el día más negro para España en esta pandemia. El 31 de marzo se diagnosticaban en nuestro país 9.222 casos por coronavirus en un día. A partir de ese momento, las cifras han ido disminuyendo, pese a haber sufrido algún repunte.
Al ver lo que podía pasar, se decretó el estado de alarma imponiendo el confinamiento a la gran mayoría de la población. Entonces, se planteó un problema, ¿qué hacer con las personas sin techo? Inmediatamente, la Comunidad de Madrid preparó un plan de actuación para que los sin techo pudiesen resguardarse del virus. Se habilitaron varios espacios repartidos en distintos puntos de la capital para dar cobijo a este colectivo desfavorecido.
DESCONFINAMIENTO TAMBIÉN PARA ELLOS
Ahora que las aguas se han calmado y que estamos camino de una «nueva normalidad», según palabras del Gobierno, los ciudadanos sin techo deben volver a las calles de Madrid. Desde la Comunidad, llegan informaciones que de aquí al próximo 30 de mayo se quiere echar el cierre a estos albergue temporales.
Por esto, en la «nueva normalidad» seguirán estando los sin techo de la normalidad antigua. A pesar de que la nuestra se haya convertido en una sociedad más generosa y solidaria, como hemos apreciado estas semanas, eso no va a impedir que estas personas sin techo vuelvan a ser olvidadas y marginadas.
Muchos sin hogar han sido golpeados duramente por la crisis del coronavirus. “Vivían hasta hace poco de la economía sumergida o de subsistencia. Vendían clínex, se dedicaban a la chatarra o aparcaban coches”, reconoce el jefe del Samur Social. Espera que, una vez que la ciudad recupere el pulso, ellos puedan retomar los ingresos.