El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene muchas cosas que hacer. Tantas, que no dedica ni un minuto al PSOE. Cuando estaba el exministro de Transportes José Luis Ábalos como secretario de Organización del partido lo tenía todo más o menos controlado. Pero con su salida, Ferraz se ha convertido en un caos organizativo. En su lugar, Sánchez ha decidido dar más galones internos a los diputados Adriana Lastra y Santos Cerdán. Las competencias se han repartido entre los dos parlamentarios, pero a Lastra le han dejado la parte más agresiva. Ya la conocen como el «pitbull» de Ferraz.
La sensación de descontrol interno en el partido se generalizó. Con Iván Redondo y Ábalos en puestos de poder, las gestiones internas de la formación, como organizar las listas electorales, se llevaban a cabo con cierta jerarquía. El problema llegó con la purga de Sánchez, con la que se quitó de encima al máximo representante del poder en el Gobierno (después de él) y al máximo representante del poder político en el partido. El vacío de poder se sintió y muchos aprovecharon para saltarse la obsesión previa de Ferraz por controlar a todos y cada uno de los candidatos. Juan Lobato y su llegada a la secretaría general del PSOE-M es prueba de ello. Pero tras este pequeño descontrol de casi un año, desde Moncloa han tomado cartas en el asunto.
Adriana Lastra, que estuvo en el punto de mira hace unos meses, se ha reciclado como «matadora» en el PSOE. Sánchez la utiliza para que mantenga un control férreo de los movimientos que hay en el partido, especialmente aquellos que tienen que ver con las listas electorales. Las elecciones autonómicas se convertirán en su gran proyecto, dado que será ella quien tenga que controlar las ambiciones internas de los aspirantes. Tiemblan ya en Andalucía. Y no porque no esté claro quién se presentará a las elecciones, sino porque ella ha pedido encarecidamente a Juan Espadas que no se atreva a prometer puestos en las listas. Eso es cosa de Moncloa y de Ferraz.
En Ferraz ya conocen a Lastra como el «pitbull» del PSOE por su agresividad al tratar con los militantes
En Ferraz ya conocen a Lastra como el «pitbull» del PSOE por su agresividad al tratar con los militantes y miembros del partido. Es meticulosa, rigurosa y sobretodo intensa (no para de llamar para mantener controlado el PSOE). El caso de Santos Cerdán es sensiblemente diferente. Su papel es menos agresivo. Cerdán se centra en cuestiones más diplomáticas y sobretodo de otros problemas internos de la formación, aunque de vez en cuando coge el fusil político para amenazar a alguno de los suyos. Solo Lobato se escapó en el vacío de poder. Ahora no se colarán más perfiles políticos.
El malestar con Lastra está generalizado. En Andalucía han vivido un auténtico asedio de llamadas por parte de la diputada porque está muy preocupada porque esa facción funciones por libre, algo que lleva haciendo muchos años dado su peso dentro del PSOE. Espadas, que sale reflejado de forma pésima en las encuestas, tiene el tacón de Lastra en la nuca desde que se acercaron las elecciones. No se puede mover un dedo en Andalucía sin que el «pitbull» de Ferraz tenga constancia de ello.
Parece que Lastra ha encontrado una salida política a nivel interno que satisface a Sánchez. Fuentes del PSOE detallan que desde que el presidente del Gobierno la puso en el punto de mira ha exhibido una lealtad absolutamente férrea al líder. Es la única forma de sobrevivir en el PSOE, pero no siempre la fidelidad es suficiente para satisfacer al líder. Hay quien a pesar de ello está en el punto de mira. Margarita Robles es prueba de ello. El caso de Santos Cerdán es diferente. Nadie sabe quién es fuera del periodismo político, algo que satisface enormemente a las pretensiones de Moncloa.
Lo curioso es que pese a la función que cumple Lastra a nivel interno, el presidente no quiere nuevos egos en el PSOE. La idea que tuvo entonces al echar a Ábalos del Consejo de Ministros era la de descabeza el poder político de la formación socialista. Dejar que Lastra, Cerdán o cualquier escale no entra en sus planes y Lastra lo sabe. Aún así, quien ejerce de fontanera del PSOE es Adriana. «Manda más que nadie en el partido», detallan fuentes de Ferraz. Más que Santos Cerdán, incluido.
El teléfono de Espadas echa humo desde hace tiempo. Ha recibido más llamadas de Lastra que de cualquier otro integrante del partido. La razón es que, tal y como detallan fuentes de la formación en Sevilla, no quiere que Espadas se mueva sin sentir la presión de Ferraz. Aún así, quienes conocen el partido insisten en que todas las órdenes de Lastra vienen de Moncloa, donde la diputada tiene línea directa. Cualquier paso que ha dado la parlamentaria ha sido ordenado desde el palacio. «No se atreve a hacer nada que pueda enfadar al presidente», insisten.