sábado, 23 noviembre 2024

Monasterio insiste en su «seguidismo» a Ayuso y Vox contiene las críticas a su “primera dama”

El Partido Popular de Madrid está de celebración, pese a algunos asuntos internos que aún quedan por solucionarse. No solo porque coquetean con la mayoría absoluta en la Comunidad, sino porque Vox ha tomado la decisión de no poner en problemas el bloque de la derecha. El «seguidismo» de Rocío Monasterio a la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso seguirá siendo el eje sobre el que Vox se apoye en la autonomía. «Cuente con nosotros y sacaremos a los madrileños adelante», aseguró Monasterio en la Asamblea la semana pasada. Desde el PP de Madrid se sienten seguros no solo porque creen que esta estrategia infla sus expectativas, sino porque saben que tienen «carta blanca» en la Comunidad de Madrid aunque no saquen mayoría absoluta. «Rocío apoya a Isabel en todo y tienen una magnífica relación», detallan fuentes del partido. Esta noticia se recibe de mejor gana en un momento en el que hay cierta tensión en Sol por los coletazos que pueda dar el caso de las comisiones cobradas por Tomás, el hermano de Isabel Díaz Ayuso.

El PP habla de «socio preferente» de puertas hacia fuera. Pero la tranquilidad que se respira a nivel interno es llamativa dado que Monasterio ha apuntalado su «seguidismo» en un momento frágil para el PP. La causa de los cobros de comisiones por parte del hermano de Ayuso incomodan en Sol por el recorrido judicial que puedan tener. Por supuesto, se muestran «absolutamente» convencidos de que todo lo ocurrido es legal, pero temen que se pueda crear un lío importante a raíz de las citaciones por parte de la Fiscalía Anticorrupción. Sea como sea, que el apoyo férreo de Monasterio se apuntale en estos momentos tan complejos es de agradecer por parte del PP.

Monasterio

El problema está más en Vox. Hay cierto malestar dado que parece demostrado que la político de Monasterio no tiene grandes beneficios para el partido. De hecho, hay un comentario que circula por la sede del partido en el que se refleja que si Ayuso fuera la candidata a nivel nacional, el soufflé de Santiago Abascal bajaría drásticamente. La política de choque entre Vox y el PP ha beneficiado al partido verde hasta ahora. Buena noticia para Abascal ha sido que el futuro presidente del Partido Popular y presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, ha constatado que buscarán el choque con Vox. El único problema es que la Comunidad de Madrid se ha convertido en una isla donde el partido de Monasterio es una formación más comparable con Ciudadanos que con uno de los grandes.

En el PP aplauden. En Vox lamentan que Monasterio se reafirme en su política. Aún así, la guerra no está en Madrid, donde la derecha tiene el control del territorio. La batalla se librará en Andalucía, primero, y a nivel nacional, después. Y en ella tanto el PP como Vox juegan a seducir un electorado diferente. En cualquier caso, los populares de Sol son de otra casta y celebran que Monasterio vaya a dar un apoyo prácticamente ciego y sin fisuras a Isabel Díaz Ayuso. Vox no será en ningún caso un problema para la presidenta de la Comunidad de Madrid.

LA PRIMERA DAMA

Solo hay un problema. Vox no quiere evidenciar las críticas ni los conflictos internos bajo ningún concepto porque consideran que es lo que más hunde a un partido. Tener al Partido Popular como ejemplo es algo que ha marcado la política interna del partido de Abascal. Pero en cualquier caso, hay un malestar generalizado en Vox por el papel que está desempeñando Monasterio en la Comunidad de Madrid. El problema es que es la primera dama, pues el dueño real de Vox, tal y como detallan diferentes fuentes de alto nivel, es el diputado Iván Espinosa de los Monteros.

nadie se atreve a tocar a la «primera dama» de Vox

Los ejemplos de las críticas a regañadientes se multiplican en Vox. El problema es que cuando se filtra la más mínima crisis interna, como por ejemplo por el hecho de que «obligaran» a Macarena Olona a viajar a Andalucía para ser la candidata en contra de su voluntad, la reacción de Vox es contundente. Lo mismo ocurre con la gestión de Monasterio. Las críticas hacia ella son notables y variadas en Vox, pero nadie se atreve a tocar a la «primera dama» de Vox por miedo a las represalias internas. Si tienes mala suerte, lo mismo te mandan a Sevilla para que sigas tu carrera política en la ciudad.

Aún así, Monasterio es permeable a las críticas internas y ha reaccionado de forma tímida a lo que le piden los suyos. Tan pronto se vio el «seguidismo» de la candidata de Vox en la Comunidad de Madrid, se levantó en la Asamblea para criticar a la presidenta autonómica por su gestión en materia de inmigración, en este caso para tratar temas complejos como son las bandas latinas. Esta reacción no pasó desapercibida y todos entendieron en Vox que Monasterio había oído las críticas internas. El problema es que su pretensión de marcar territorio pasó sin pena ni gloria por la Asamblea.

Parece, sin embargo, que es superior a sus fuerzas. Rocío no tardó en volver al redil y reiterar su seguidismo. Lo hizo la semana pasada en la Asamblea y ante todos los partidos de la oposición. El efecto Ayuso no solo seduce a los votantes de centro derecha, sino que llega incluso a las candidaturas de otros partidos. Monasterio es una ‘ayuser’ más por la que la presidenta de la Comunidad de Madrid puede respirar tranquila.