Un lunar aparece como un pequeño punto marrón oscuro que se genera por acumulación de melamina y suelen iniciarse desde que somos niños o en la adolescencia. Según diversos estudios, los lunares malignos en las mujeres tienden a aparecer generalmente en la espalda o en la parte baja de las piernas, mientras que en los hombres se suelen generar en la cabeza, el cuello o la espalda.
El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más comunes que existen, y está directamente relacionado con la exposición al sol. Detectarlo a tiempo es fundamental para evitar un fatal desenlace. Los lunares cancerígenos, por lo general, pueden diferenciarse de los lunares normales porque se inflaman, pueden provocar dolor, picazón, sangrado y hasta formar una lesión abierta, y suelen ser fáciles de detectar visualmente y al tacto.
1Asimetría
La asimetría es una de las formas de presumir que un lunar puede tener células cancerígenas. Si haces un corte imaginario por la mitad, se observara que su partes son asimétricas, es decir, que una parte es diferente a la otra mitad o una es más grande que la otra.
El lunar común es redondeado y simétrico, mientras que los lunares malignos por lo general no tienen una forma geométrica definida, son irregulares, redondeados por una parte y sin forma específica por la otra.