En el peor momento para el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, cuando más arrecian las críticas por la gestión de la crisis sanitaria desde prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, llega una ocurrencia que, si no fuera por la gravedad de la situación, se podría interpretar como un chiste. En un momento de emergencia en el que ya no se puede tapar la improvisación del Gobierno con cada una de sus medidas, y precisamente la semana que el cúmulo de errores ha llevado al equipo de Sánchez a rectificar, justo ahora, el padre Ángel, cura de los famosos, se descuelga con una sugerencia que se debate entre la ironía y broma.
La ocurrencia del padre Ángel no sonaba mal en un principio, puesto que propuso conceder el premio Princesa de Asturias » a los sanitarios, al personan de las residencias», es decir a todos aquellos que están en primer línea de batalla. La cosa se torció, cuando acto seguido, en su enumeración de otros posibles candidatos merecedores del premio manifestó «yo me atrevería a decir que, a la propia Moncloa y a ese comité técnico que trabaja para los demás, porque hay que unir fuerzas», decía para sorpresa de todos, en una entrevista con Pedro Piqueras, en el Informativo de Telecinco.
Aunque las palabras del padre Ángel habrán tenido, previsiblemente una intención de reconocer la labor de la instituciones, sobre todo en este momento de emergencia sanitaria y económica, lo cierto es que la mención al Gobierno resultó del todo inoportuna y desafortunada, sobre todo en una semana en la que el Ejecutivo no puede tener más frentes abiertos.
El Gobierno de Sánchez acumula querellas por parte de sanitarios y víctimas del coronavirus por su mala gestión. Las consecuencias del uso del material sanitario defectuoso que compró y distribuyó el Gobierno, tendrá en muchos casos consecuencias penales para el Ejecutivo. Los colectivos vinculados a la Educación tampoco atraviesan su mejor momento, con informaciones confusas sobre «el aprobado general» que anunció la ministra del ramo, Isabel Celaá, para luego recular y matizar sus afirmaciones.
En cuanto a las familias, los padres de menores de hasta los 14 años, vivieron horas de absoluto desconcierto cuando se anunció que se flexibilizaban las salidas a la calles de los menores, pero para «ir al supermercado, la farmacia o el banco», es decir, a acompañar a sus padres. Una vez más, en este caso el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tuvo que salir al paso de la avalancha de críticas desde todos los sectores, y rectificar. La unanimidad contra esa medida fue tal, que horas más tarde el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, declaraba públicamente que la idea definitiva -la más afín a los padres- había sido suyo. Un zascas al ministro de Sanidad que, evidencia, uno más de los desencuentros que viven el PSOE con sus socios de Unidas Podemos.