Dublín (Irlanda) acogerá este domingo el último debate del panel que tenía aún pendiente de formular sus recomendaciones, el relativo a la economía, el empleo, la educación y la transformación digital, y lo hace entre el optimismo y el escepticismo de los ciudadanos participantes de si sus recomendaciones serán tenidas en cuenta a la hora de diseñar el futuro proyecto europeo.
Los responsables políticos que durante este fin de semana han pasado por el Castillo de Dublín -el espacio en el que los integrantes del panel trabajan para convertir sus orientaciones en recomendaciones que llevar al pleno de marzo– han insistido en que se trata de un ejercicio de democracia participativa sin precedentes y que las instituciones tomarán «nota» y ejecutarán lo que salga de la Conferencia.
El eurodiputado belga Guy Verhofstadt (Renew Europe), máximo representante de la Eurocámara en la Presidencia conjunta de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, ha recalcado este sábado que las recomendaciones servirán para que el pleno de la Conferencia formule sus propuestas encaminadas a la reforma de Europa y de la Unión Europea. «El verdadero trabajo también empezará entonces porque el plenario formulará una serie de reformas y propuestas concretas en base a ese contexto», ha incidido.
También la vicepresidenta de la Comisión Europea para Democracia y Demografía, Dubravka Suica, había defendido que éste es «un ejercicio de valentía» que «pone al mismo nivel a los ciudadanos y a los representantes electos» y que ahora comenzará «el proceso de plasmarlas en soluciones concretas», insistió la política croata ante los ciudadanos que, no obstante, en muchos casos son escépticos sobre cómo se plasmarán esas recomendaciones.
Entre los ciudadanos más optimismas, la gaditana Rocío Tovio sí vio receptividad a las iniciativas en la sesión plenaria ya celebrada de la Conferencia, en la que además de algunos ciudadanos participan representantes del Parlamento, la Comisión, el Consejo y de los parlamentos nacionales, entre otros. De la misma forma, Rosa María Vaca, una arquitecto técnico de Barcelona, se muestra «muy optimista» con que este ejercicio de participación dé ideas para construir la UE del futuro: «Apuesto por ello».
Más pesimista se muestra Juan Milla, un trabajador social de Almansa (Albacete), que considera que «la política europea parece responder a intereses que no son de la ciudadanía». «No creo que esto vaya a dar un giro de 180 grados pero ojalá me equivoque», ha añadido en declaraciones.
RECOMENDACIONES MUY CONCRETAS
Para evitar que las recomendaciones no lleguen a buen puerto, se politicen o reciban una interpretación diferente a la que los ciudadanos quieren, María López y Álvaro Henche, dos universitarios de Coruña y Zaragoza, respectivamente, tienen claro que las peticiones que emanen de este panel deben ser muy concretas, de temas en los que la UE no «esté trabajando».
«Es muy importante que se especifiquen muy bien las recomendaciones, que constituyan algo neutro, para evitar que sean temas en los que ya se está trabajando o que la interpretación que se haga no sea la que queremos», han defendido ambos, conscientes de la «dificultad» de concretar temas muy transversales y que generan debate interno en los propios grupos en los que las trabajan.
«Todo lo que implique recursos y más dinero que tenga que venir de los Estados Miembros costará», resume José Manuel Burillo, un jubilado residente en Tarragona y de origen aragonés, su percepción sobre si cuando las recomendaciones se eleven serán atendidas.
Burillo, que se define como «muy pro europeo», atestigua que en las sesiones plenarias que ya han debatido las recomendaciones de paneles ya finalizados «hay mucho choque» porque «muchos eurodiputados defienden posiciones preconcebidas por sus propios partidos».
EVALUACIÓN DE LOS PANELES
En la penúltima jornada del último panel de esta iniciativa ciudadana, Verhofstadt ha hecho una evaluación de los mismos y ha dicho estar «muy satisfechos» con lo que considera «un ejercicio serio».
El político belga ha contrapuesto esta iniciativa al referéndum en cuanto a que, lejos de «dividir» a los ciudadanos entre los que están a favor o en contra de algo, se busca «la convergencia» y en aquello en lo que están de acuerdo.
«En lugar de la típica categorización que hacemos los políticos y los periodistas sobre lo que la sociedad piensa de la Unión Europea, vemos que hay una enorme coherencia», ha dicho el eurodiputado, que ha vuelto a apostar por la continuidad de este tipo de ejercicios en la política. A su juicio, no se trata de sustituir la democracia representativa sino de un «añadido». «¿Por qué no organizar siempre esto en Europa como un tipo de democracia participativa que va junto con la democracia representativa? ¿Por qué no ir en una dirección en la que tengamos estas dos vías?», se ha preguntado.