El distanciamiento social puede haber salvado la vida 73.000 en España, 124.000 en Corea del Sur, 65.000 en Estados Unidos, 155.000 en Italia, 71.000 en Francia y 30.000 tanto en Alemania como en Reino Unido, lo que supone 7,2 millones en todo el mundo, según las estimaciones de un análisis realizado por expertos del proyecto internacional Covid Compass, coordinados por el español Carlos Duarte desde la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST) en Arabia Saudita.
Para realizar este estudio, basado en un modelo SIR (con casos Susceptibles, Infectados y Recuperados) desarrollado por profesor David I. Ketcheson de KAUST, se han tenido en cuenta el número de muertes diarias contabilizadas en cada país y estado por la Universidad Johns Hopkins y el New York Times, considerando los datos de población globales que facilita Naciones Unidas.
Los resultados, según recoge la plataforma Sinc, sobre tasas de mortalidad, período infeccioso medio y ritmo reproductivo de la infección se basan en multitud de artículos científicos, informes y bases de datos. Incluyen, por ejemplo, análisis de los pacientes del crucero ‘Diamond Cruise’ (que estuvo casi un mes en cuarentena cerca de Tokio), registros del primer brote en Wuhan, la propagación del virus en países europeos y excesos de mortalidad detectados en España, Italia y Nueva York.
A partir de la cifra de muertes reportadas, el modelo predice el número de nuevas infecciones y fallecimientos, pero también se incluyen de forma empírica los efectos de distintas intervenciones de confinamiento para ver cómo influyen sobre las tasas de mortalidad. El modelo calcula esas tasas teniendo en cuenta las estimaciones actuales de mortalidad de personas infectadas, que actualmente es 0,006; es decir, que un 0,6 por ciento de las personas contagiadas fallecen.
Ahora bien, según han dicho los expertos, el número de vidas salvadas son estimaciones basadas en números registrados de muertes y sus cifras no son completamente precisas. Así, por ejemplo en España se considera que casi un tercio de las muertes por Covid-19 de la segunda mitad de marzo se atribuyeron a otras causas.
No se atribuyeron directamente a esta enfermedad, pero se pudieron deber a efectos indirectos por la presión excesiva sobre nuestro sistema de salud. Además de reducir la mortalidad, las medidas de confinamiento bajan la presión sobre el sistema sanitario y su personal. Una carga excesiva sobre el sistema sanitario aumenta la mortalidad por otras causas, o bien porque los pacientes no pueden ser atendidos debidamente o porque temen ir al hospital y fallecen al agravarse su estado», han explicado los expertos.
SI SE HUBIERA ACTUADO ANTES HUBIERA HABIDO MENOS MUERTES
Ahora bien, aunque reconocen que el número de muertes evitadas es «importante», es «menor» del que podría haber sido si las intervenciones de reducción y cese de actividad se hubieran tomado con «más antelación».
De hecho, una de las investigadoras del equipo, la profesora Paula Moraga de la Universidad de Bath (Reino Unido), está desarrollando modelos matemáticos para entender la propagación del virus, los factores de riesgo que conducen a la mortalidad por Covid-19 y el impacto de las medidas de distanciamiento social.
«En España hemos visto que el 95 por ciento de las muertes ocurren en personas mayores de 60 años, el 61 por ciento de los fallecidos son hombres, y respecto a las UCI, el 67 por ciento de las admisiones son personas de más de 60 años, con un 59 por ciento de varones», ha explicado Moraga.
En Estados Unidos, el 78 por ciento de las admisiones en las UCI y el 71 por ciento de las otras hospitalizaciones ocurrieron entre personas con una o más afecciones de salud subyacentes, como diabetes, enfermedad pulmonar crónica y enfermedad cardiovascular.
Por otra parte, los expertos han señalado que habría que hacer un desconfinamiento gradual en el que se proteja a los grupos de mayor riesgo, gente mayor y con otras enfermedades como pueden ser cardiovasculares y respiratorias. De esta manera, a su juicio, se evitaría el contagio de las personas más vulnerables y el colapso de los hospitales.
«Habría recursos suficientes para que todo el mundo pudiera tener la atención sanitaria que necesitara, ya sea por coronavirus u otras causas. También se deberían establecer franjas horarias durante las cuales las personas de riesgo puedan salir de forma segura sin tener contacto con los demás grupos. Habría que hacer un desconfinamiento gradual en el que se proteja a los grupos de mayor riesgo: gente mayor y con otras enfermedades como pueden ser cardiovasculares y respiratorias», ha recalcado Moraga
Dicho esto, la experta ha subrayado la importancia de realizar test para conocer la dimensión real de la pandemia. «Hay muchos casos asintomáticos o con síntomas leves que no saben que tienen la enfermedad, y pueden estar contagiando a más personas. Hay que detectar estos casos y aislarles a ellos y a sus contactos para evitar que contagien. Además, se deberían hacer test para determinar qué personas ya han pasado la enfermedad y si son inmunes puedan retomar su actividad normal», ha zanjado.