Este sábado ha tenido lugar una nueva acción de la Casa Invisible contra la propuesta de desalojo por parte del Ayuntamiento de Málaga, en la que centenares de personas han formado una cadena humana en torno a la manzana que alberga el edificio, situado en calle Nosquera.
En total, unas 350 personas, según fuentes policiales –más de un millar según la organización–, se han abrazado simbólicamente a este centro social y cultural para que la orden de desalojo no se cumpla. La situación de La Invisible está en manos del Ayuntamiento, propietario del inmueble, que quiere recuperarlo tras 15 años de actividades ciudadanas, para acometer su rehabilitación.
Sin embargo, este movimiento ciudadano rechaza el desalojo e insiste en retomar el diálogo y la negociación con la administración local para seguir llevando a cabo el programa cultural que llevan desarrollando durante 15 años, «15 años demostrando que esta Málaga, la que no queréis ver, es una realidad encadenada a la ciudad y a otras formas de vida posibles», han defendido en un manifiesto.
La cadena ha comenzado a formarse este medio día y se ha extendido por las calles Nosquera, Muro de San Julián, Muro de las Catalinas, Andrés, Pérez y plaza de los Mártires, para alcanzar de nuevo la calle Nosquera. Una cadena «hecha de manos, vísceras y corazón, justo lo que les falta a los depredadores de nuestra ciudad. Esta es una cadena que hoy grita que La Invisible no se desaloja, pero que, en realidad, grita mucho más».
Así han defendido un modelo de ciudad «más justo y necesario», que rompa con «centros históricos sin historia ni gente, de vecinas y vecinos expulsados, de creadoras sin espacio, de arte encerrado, de libertad cercenada, de individualismo y especulación».
Contra ello, La Invisible se ha unido en «una cadena de alegría y potencia contagiosas, porque estos eslabones son también invisibles, y han estado siempre aquí protegiendo y cuidando lo común a cada paso». «La Invisible forma hoy una cadena para defenderse, pero también para mostrar todo lo que puede desencadenar», han señalado el manifiesto.
Mientras tanto, el centro social mantiene su programación cultural con el X Festival de Cultura Libre y el congreso internacional Multiplicity, que tendrán lugar en febrero, con la esperanza de que el desalojo no llegue a producirse.