Desde que arrancó el año 2021 los precios de distintos productos se han ido acrecentando a los largo del año hasta llegar a diciembre con una cifras abismales y batiendo todos los récords en aumentos. Los precios industriales cerraron el año con un incremento en diciembre del 35,9% respecto al mismo mes del ejercicio anterior y cuatro puntos por encima de los registrados durante el mes de noviembre. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha emitido un informe donde recoge todos los datos relativos a los incrementos de las empresas del sector industrial y, además, asegura que esta crecida se enmarca como la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1976. Una muy mala noticia para el bolsillo de los españoles y, en especial, para el de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que ven como sus márgenes de beneficios reducen considerablemente.
Encabeza la lista de productos con mayores crecidas la energía, con unos crecimientos astronómicos respecto al ejercicio 2020, con una subida del 95,6%. Este incremento se debe, según destalla en su informe el INE, a la subida de los precios de la producción, transporte y distribución de energía eléctrica. Las facturas energéticas han batido todos los récords con los incrementos que se iban sucediendo en el tiempo, llegando a superar incluso los 300 euros el megavatio hora. Sin embargo, la subida en estos productos viene acompañada de todo un arsenal de mercancías del sector industrial, los cuales también han experimentado una crecida de precios. Los bienes de consumo no duradero cuentan con una tasa del 5,3%, lo que supone nueve décimas por encima de las del mes de noviembre, y que ha sido provocado, en su mayoría, por el incremento de los precios del procesado y conservación de carne y elaboración de productos cárnicos.
Otra gran crecida es que la que ha afectado a los bienes intermedios, cuya variación ha sido del 20,6%, batiendo un récord histórico y enmarcándose como la mayor desde enero de 1976. Este disparatado ascenso se ha producido como consecuencia de los aumentos de los precios de la fabricación de productos para la alimentación animal, la fabricación de productos de molinería, almidones y productos amiláceos, la fabricación de productos básicos de hierro, acero y ferroaleaciones y la fabricación de productos de plástico, según explican desde el INE. Las comunidades donde se han producido los mayores incrementos es Canarias, Baleares y Asturias, mientras que en lado opuesto de la balanza se sitúan País Vasco, Andalucía y Castilla-La Mancha como las regiones donde se han registrado las crecidas más bajas.
El año 2021 ha cerrado el curso con grandes incrementos en los productos industriales, la mayoría de ellos alcanzando los umbrales más altos desde que se tiene constancia, 1976, nada más y nada menos que 46 años. Y los principales afectados y víctimas de estos negativos récords son los españoles y sus bolsillos, que ven como su situación económica se hace más insostenible a medida que las facturas energética o la gasolina copa los titular con las nuevas subidas de precios. Dentro de la población española hay un colectivo al que estos aumentos están repercutiendo negativamente, las pymes. Así, miles las pequeñas y medianas empresas ven como se reducen sus márgenes de beneficios e incluso muchas de ellas entran en situación de pérdidas.
Un estudio realizado por el Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos en España revela que el 30% de las pymes cerraron el año con pérdidas. Según explican, muchas empresas no han podido recuperar su nivel prepandemia de actividad y más de 700.000 están atravesando serios problemas de liquidez. Además, los pequeños negocios, donde los márgenes de beneficios son muy reducidos, ya que ingresan lo suficiente pagar empleados, el resto de gastos y para cubrir su sueldo, la pandemia ha empeorado mucho su situación. Si a la crisis sanitaria provocada por el virus del coronavirus se suma los aumentos de precios industriales, la posición de estas empresas se convierte en desastrosa. Por este motivo, desde el organismo afirman que el Estado debería plantearse seriamente facilitar líneas de liquidez a estas empresas; es en ellas en las que tiene sentido reforzar con garantía del Estado a los bancos para que les den préstamos, ya que apoyar a las que recibirían préstamos incluso sin garantías solo refuerza a los propios bancos.
Además, desde Europa ya han deslizado que los niveles de precios de la luz o la gasolina no serán tan transitorios como parecía y se mantendrán en el tiempo. Los niveles de inflación actuales son sumamente elevados en toda la zona euro y en España, como parte de este colectivo, también. La situación se preveía transitoria y pasajera, o eso era lo que defendían los políticos desde hace unos meses, entre ellos Pedro Sánchez. El presidente español da esperanza a los bolsillos de los ciudadanos de España con la promesa de que la situación pasará y los precios volverán a bajar, resaltando, en especial, el de la luz. La factura energética es un tema que preocupa a la población, ya que no ha parado de aumentar. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) ha dejado entrever que esta situación ha venido para quedarse y que lo que parecía algo transitorio cada vez tiene más pinta de duradero.