jueves, 12 diciembre 2024

La Covid-19 deja 3.134 fallecidos en Asturias desde el inicio de la panademia

El último informe de Mortalidad con Coronavirus en Asturias, elaborado por la Dirección General de Salud Pública, refleja que la Covid-19 ha dejado 3.134 fallecidos en Asturias desde el inicio de la pandemia, lo que supone una tasa de 307,6 por cien mil habitantes.

De ellos, 1.259 son residentes de centros sociosanitarios, el 9 por ciento del total de usuarios de residencias en la región, con una edad media del fallecido de 87 años. Entre los habitantes de Asturias que no residen en centros, han fallecido 1.874 personas. Además, el informe refleja que más de la mitad de los decesos –127 de los 250 registrados en los últimos meses– se produjo en personas que no estaban vacunadas o que tenían la pauta incompleta.

Por edades, los fallecimientos son mucho más elevados entre los mayores de 85 años, que alcanzan los 1.716 finados. De entre cinco y 14 años han fallecido dos menores; de entre 25 y 34 años 5 personas; entre 35 y 44 años 9; entre 45 y 54, 35 fallecidos; entre 55 y 64 los fallecidos ascienden a 162; entre mayores de 65 a 74 años, se han registrado 388 muertes; y entre 75 y 84 años, ascienden a 817.

Del total de fallecidos, el 61,2% de los hombres y el 64,9% de las mujeres padecían hipertensión arterial; el 46,2% de los hombres y el 43,7% de las mujeres sufrían alguna cardiopatía; el 30,4% de los hombres y el 49,6% de las mujeres sufrían demencia; y el 30,1% de los hombres y el 26,3% de las mujeres diabetes.

Entre los fallecidos se encuentran en porcentajes más bajos personas con patologías previas como neumopatías, cáncer, insuficiencia renal, ictus, enfermedad neurológica, alteraciones inmunitarias, hepatopatía o enfermedad de tiroides.

EFECTOS DE LA VACUNA

El último informe subraya que los efectos vacunales sobre los decesos registrado entre diciembre de 2021 y enero de 2022 «son claros y contundentes».

De acuerdo con los datos que maneja Salud Pública, la vacuna «ha evitado 19 de cada 20 muertes» y el efecto protector de la vacunación completa para evitar el evento fallecimiento es del 94,48%. Salud estima además que las personas que no se han vacunado tienen un riesgo de fallecer 18,1 veces superior al de las vacunadas con pauta completa.

ESTUDIO ENE-COVID

La última ronda del estudio ENE-COVID, elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y publicado el 15 de diciembre, refleja que en Asturias el 6,1 por ciento de las personas tienen anticuerpos contra el SARS-CoV-2.

En la última ronda, cuyos datos se recopilaron entre el 16 y el29 de noviembre, el 4,7 por ciento de los participantes en el estudio tenían anticuerpos, mientras que en la primera, realizada entre el 27 de abril y el 11 de mayo, el porcentaje era del 1,9%.

No obstante, el propio estudio refleja que los datos recabados representan a la población general no institucionalizada, sin tener en cuenta colectivos como las personas mayores y las personas dependientes que viven en residencias o en otro tipo de instituciones.

Para este tipo de colectivos, el ISCIII ha elaborado el estudio ENE-COVID-senior, que analiza la funcionalidad inmunitaria a largo plazo tras la vacunación en personas mayores. Según los primeros datos obtenidos, la tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19 potencia la respuesta inmunitaria frente al SARS-CoV-2 en personas mayores.

El estudio, que inicialmente se diseñó para conocer cuánto dura la inmunidad inducida por las vacunas, se ha adaptado en los últimos meses para analizar si la respuesta inmunitaria se incrementa tras la administración de la tercera dosis y si la inmunidad asociada a esa dosis adicional es capaz de neutralizar a las nuevas variantes.

La investigación ENE-COVID-senior señala que «los títulos de anticuerpos totales se incrementan tras la tercera dosis de la vacuna, fortaleciendo la inmunidad, y que los anticuerpos neutralizantes también aumentan tanto frente a la variante ómicron como a la variante delta». Además, la inmunidad celular se mantiene tras la tercera dosis de la vacuna. El estudio, que continúa en marcha, ha observado que la protección frente al virus es mayor en personas que ya han pasado la COVID-19.