Los 62 militares españoles del YAK-42 ya tienen su homenaje en el madrileño Parque del Oeste casi 19 años después del accidente mortal en las montañas de Turquía cuando regresaban de una expedición de cuatro meses en Afganistán.
Familiares de las víctimas han descubierto el homenaje arquitectónico en el Paseo de Camoens, obra de Diego Manuel Novo, hijo de uno de los militares fallecidos, donado altruistamente después de que el Ayuntamiento de Madrid aprobara en febrero de 2017, en la pasada legislatura por unanimidad y a partir de una proposición del socialista Antonio Miguel Carmona, dedicar un espacio a los caídos.
En el acto han estado presentes la ministra de Defensa, Margarita Robles; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; la vicealcaldesa, Begoña Villacís; la delegada de Cultura, Andrea Levy, y los portavoces de los grupos de la oposición, Rita Maestre (Más Madrid), Mar Espinar (PSOE), Javier Ortega Smith (Vox) y Marta Higueras (Recupera Madrid).
LA SOLIDARIDAD DE LAS FAMILIAS
Las primeras palabras de Robles han sido para agradecer la entereza, firmeza y generosidad de los familiares, a quienes ha pedido «perdón» en distintas ocasiones «cuando no fueron bien tratados o fueron olvidados». Ellos han sabido hacer gala de su «solidaridad» dando una lección de «mirar al futuro».
La titular de Defensa ha definido como «héroes» a los 62 militares españoles que viajaban a bordo del Yak-42 representando lo mejor de las Fuerzas Armadas, «la solidaridad, la valentía, el compromiso». «Son un ejemplo y no han dado su vida en vano» porque han conseguido construir «un Afganistán mejor».
Eso le ha llevado a enlazar la misión de los fallecidos con la evacuación afgana el pasado agosto actuando los militares presentes con el recuerdo de sus compañeros desaparecidos. «No hay mayor generosidad que ir a un sitio lejano a dar la vida por otros», ha aseverado la ministra sobre estos «héroes que dan ejemplo».
Una joven de 18 años evacuada le trasladaba a la ministra precisamente su agradecimiento por el trabajo realizado por las Fuerzas Armadas españolas. «Quería que les dijera a los familiares de los militares que ellos, con sus vidas en España, serán el mejor ejemplo de lo que supusieron», ha declarado.
«LA MAYOR TRAGEDIA MILITAR ESPAÑOLA EN TIEMPOS DE PAZ»
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha glosado a «los 62 héroes muertos en la mayor tragedia militar española en tiempos de paz» para destacar, a renglón seguido, que el monumento en el Parque del Oeste es un tributo permanente a quienes dan incluso su vida por proteger la de los demás.
«En estos tiempos en los que se reclaman derechos, ellos siempre anteponen los deberes», ha subrayado el primer edil, después de asegurar que el monumento no es «el punto final para Madrid sino un jalón más de homenaje por su sacrificio», además de una muestra de cariño hacia sus familiares.
Almeida tampoco ha obviado el «calvario» por el que han pasado sus familias, tratados «injustamente», pero «gracias a su moral consiguieron el reconocimiento que merecían».
ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA EXPEDICIÓN
El monumento recuerda a los 62 militares españoles muertos en el accidente del Yak-42 en mayo de 2003, que costó la vida también a catorce profesionales de la tripulación ucraniana y bielorrusa. Ha sido inaugurado este 14 de enero cuando se cumplen exactamente 19 años desde que partieron de la base de Valladolid con destino a Kabul. El accidente se produjo en las montañas turcas cuando regresaban tras cuatro meses de misión en Afganistán.
Ha sido el autor de la obra e hijo de uno de los fallecidos quien ha destacado que el accidente dejó «más de 40 viudas y 60 huérfanos» como él. Los fallecidos «se fueron demasiado pronto»: la media de edad era de 34 años.
CADA CENTÍMETRO DEL MURAL REPRESENTA A UNA DE LAS VÍCTIMAS
El monumento está integrado por dos paredes de hormigón negro, cada una de ellas de 31 centímetros, de modo que al sumarlas da el número de 62, la cifra de militares fallecidos. «Cada centímetro representa a uno de ellos», ha explicado el autor.
Una de las paredes incluye el nombre de todos los fallecidos y un poema elaborado por una de las madres que perdió a su hijo, versos que ha querido leer la ministra, junto con la autora, una vez que ha terminado el acto.
El muro principal cuenta con 62 perforaciones, una por «cada hueco en el corazón que han dejado». Son de distinto tamaño en función del lugar de procedencia de cada militar. Los dos muros dan a una plaza abierta como símbolo de vida y esperanza.