Si hay alguien que está soportando la presión con entereza ese es el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. Su perfil institucional se ha convertido en uno de los más comentados estas últimas semanas. Las críticas han llegado de todos los lados. Desde la propia Confederación Española de Organizaciones Empresariales hasta la derecha política. Sin embargo, esto no ha impedido que Garamendi haya estado a la altura ante la pretensión del Gobierno de derogar la reforma laboral. Pese a los ataques, Garamendi ha cumplido su papel con integridad. Y a día de hoy, no parece que vaya a ceder pese al desgaste.
El presidente de la gran patronal ha sabido pilotar la organización y lograr pactos importantes para las empresas. Lo ha hecho en el marco de una pandemia, bajo presiones internas y externas y con la dificultad de tratar con un Gobierno de coalición. En el camino se ha encontrado una aliada inesperada: la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con quien ha cerrado acuerdos partiendo de posiciones muy diferentes. La capacidad de Garamendi supone el triunfo de la institucionalidad frente a los que apuestan por políticas de tierra quemada.
Y es que Garamendi no engaña a nadie. Muchas de sus posiciones las dejó muy claras en el discurso que pronunció el día de su nombramiento como presidente de los empresarios el 21 de noviembre de 2018. Entonces enumeró cinco principios: España, Empresarios, Encuentro, Evolución y Espíritu. Esta guía es la que he llevado como bandera todo este tiempo. Bajo estas premisas ha conseguido superar la decena de acuerdos con el Gobierno que encabeza Pedro Sánchez y pilotar a la CEOE en un contexto tan complicado como el de la pandemia.
Garamendi siempre ha tenido la empresa y a los empresarios en la cabeza. «El nuevo presidente de CEOE tiene en el ADN la palabra empresa y empresario», aseguró en su primer discurso como máximo representante de los empresarios españoles.
El espíritu de empresa le viene de familia. «Hasta mis cuatro bisabuelos y los de mi mujer eran empresarios». «Yo hasta de pequeñito he visto ese espíritu de empresa», reveló en su día Garamendi. El empresario estuvo al mando de la patronal de la pequeña y mediana empresa (CEPYME) antes de presidir la CEOE. Este paso por Cepyme le ha dado una gran perspectiva de las necesidades de todos los empresarios. «Nosotros representamos a los que pisan las alfombras rojas y a los que no, que son la mayoría», dijo ante la asamblea electoral de la CEOE el 21 de noviembre de 2018.
MANO TENDIDA
Nunca lo tienen fácil los agentes sociales y el presidente de la patronal CEOE no es una excepción. Ha tenido, y tiene que lidiar, con un Gobierno de coalición, con distintas sensibilidades y con una pandemia inesperada que ha obligado a hacer muchos cambios y adaptaciones sobre la marcha. Incluso en las peores circunstancias, Garamendi ha sabido buscar el punto de encuentro, haciendo de la necesidad virtud. Un claro ejemplo está en los acuerdos con el Ejecutivo para renovar el mecanismo de los Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Esta actuación ha sido fundamental para salvar a muchas empresas y miles de empleos en el marco de la pandemia.
La mano tendida de Garamendi siempre ha estado presente, incluso en los peores momentos, cuando la cuerda parecía que se iba a romper. No ha sido fácil para el número uno de la patronal mantener la necesidad de no romper la baraja. Su idea permanente es que «aquí estamos para sumar y no para restar», tal y como señaló ante la entonces vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en la asamblea de la CEOE (noviembre de 2018).
Esta máxima la ha aplicado después de circunstancias adversas, como por ejemplo, la subida del Salario Mínimo Interprofesional en 2019. El Gobierno llevó a cabo esta subida sin contar con la patronal. Este tipo de acciones dificultaron la labor de Garamendi, que, contra y viento y marea, mantiene que la CEOE tiene que trabajar como siempre lo ha hecho: «con independencia, con sentido de Estado y siempre con lealtad institucional».
Bajo esta premisa, Garamendi ha ido encadenando acuerdos con el Gobierno, incluso en materias donde hubo desacuerdo (el SMI). El número uno de la CEOE ha tenido mucha paciencia para afrontar situaciones complicadas derivadas en muchos casos de un Gobierno de coalición en el que las posiciones más duras las representaba Podemos, que, en general, tenía mucha falta de costumbre de negociar para alcanzar acuerdos.
En todo el trayecto recorrido, el talante de Garamendi, su búsqueda del bien común, ha hecho que haya encontrado un aliado para el acuerdo desde posiciones bien diferentes: la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
LA PAZ SOCIAL
En este punto, Garamendi ha mantenido una postura en la que siempre ha tenido en cuenta que la clave era mantener la paz social, el bien común. Por eso, aunque, nunca ha perdido la perspectiva de que él representaba a los empresarios, en la búsqueda de este bien, ha tratado de encontrar acuerdos en puntos que parte del empresariado no compartía: el SMI y la reforma laboral son claros ejemplos.
Ha habido otros pactos muy relevantes: el Acuerdo por la Reactivación Económica y el Empleo, un nuevo acuerdo que sienta la bases para acelerar la recuperación económica y la creación de empleo de calidad tras la crisis provocada por la covid-19 y el pacto sobre las pensiones, un acuerdo para para garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas y asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
No ha sido fácil para el presidente de la patronal defender estas posiciones cuando desde ciertos ámbitos de los medios de comunicación, del principal partido de la oposición y desde el ámbito empresarial, incluso desde dentro de la CEOE, han valorado negativamente algunos de los acuerdos alcanzados con el Gobierno y los sindicatos.
EL PERFIL INSTITUCIONAL
El último episodio ha sido la modificación de parte de la reforma laboral que hizo el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012. A parte de la CEOE y al Partido Popular no les ha gustado el pactado alcanzado, pero, en este punto, Garamendi sostiene que era mejor negociar e influir que esperar sentados a que saliera en el Boletín Oficial del Estado (BOE) un acuerdo que podría ser mucho más perjudicial para los intereses empresariales en caso de no ser consensuado con la patronal.
Aquí también queda de manifiesto el perfil institucional de Garamendi. Bruselas exigía que la reforma laboral fuera pactada por consenso y el presidente de la patronal, ha preferido jugar la carta de la entente. En esta apuesta tuvo en cuenta que los fondos europeos, fundamentales para España, podrían estar en juego si no hubiera un acuerdo en esta materia.
LABOR EN PANDEMIA
El presidente de la patronal ha sabido surfear la ola de la pandemia, haciendo una buena labor para las empresas y dejando en buen lugar el perfil institucional de la patronal. Garamendi se la ha jugado apostando por la institucionalidad y no por el enfrentamiento ni el enconamiento. Estás apuestas no siempre tienen premio ni reconocimiento, pero el presidente de la CEOE ha puesto por delante el país y el bien común. Para él, estas dos cuestiones están por encima de los cargos y los intereses.